OPINIÓN: El silencio no es mi opción

Salvadoreños, aspiremos a una mejor Patria. Tenemos la capacidad de decirle a la gente, no qué pensar, pero sí sobre qué pensar. Hemos hecho una República y siempre la tendrán si la defienden.

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La carrera dentro de la medicina de la doctora Membreño inició en 1979, siempre en San Francisco Gotera. La comunidad goterense llora su partida.

Por Mauricio Ernesto Vargas

2020-09-11 9:54:15

Hay una negación de parte del gobierno para enfrentar la verdad. Se le cae su estrategia semi-religiosa y en el debate pierde la batalla.

Hagamos un pequeño recorrido sobre el año transcurrido e iniciemos con el antídoto milagroso llamado Plan Control Territorial, el cual es secreto y al que se le atribuyen logros, insistiendo que no hay truco ni actos de magia, pero las causas precisas de la disminución de homicidios son complejas y poco claras y por ello aseguramos que el plan no es la única causa de los resultados.

No encuentro nada nuevo, solamente mejor filmado y mejor tuiteado, despliegue de militares junto con policías, algunos patrullajes en las comunidades más empobrecidas, restricciones en las cárceles, discursos belicosos en contra las pandillas y acciones de medición de fuerzas. Nada diferente a antes de la llegada de Bukele, con una sorprendente caída en los homicidios. El éxito podría deberse a un entendimiento discreto e informal entre pandillas y gobierno, tregua 2.0. Basta darse una vuelta por el territorio y vemos la misma situación sobre el control social y político. Las pandillas no han retrocedido, controlan lo mismo que antes, imponen su ley y la gente está sometida las reglas de ellas.

Sigamos revisando la historia del año de Bukele, fijándonos en los cambios pequeños, en los procesos, alteraciones, que en otros lugares han carecido de importancia, detalles mínimos sumados al igual que acá, pero que sumados presentan una imagen completa de cambios críticos, con pérdidas que llevan a la penumbra, a los ataques a la libertad de expresión y al desprecio de la presunción de inocencia para convertir problemas administrativos en casos de presunto crimen organizado. La crítica al trabajo de los funcionarios está condenada, el deseo de que el Poder Legislativo sea un oficina tramitadora del Ejecutivo es su gran anhelo; la alteración de las medidas tomadas por Twitter, en tarimas políticas o en las nocheras presidenciales; el plegamiento de la Fuerza Armada al capricho político considerando a sus críticos como sus adversarios y presentando como heroico, pelar cocos , cargar cajas y ponerse a jugar pelota, pero siempre negándose a la transparencia y a la rendición de cuentas.

¿Qué otros procesos han visto este año? ¿Adónde llegaremos al final? Los que no han dicho “hasta aquí llegó” están pagando con el sufrimiento, desorden, desabastecimiento, pobreza, persecución, desempleo, por esos cambios que en su momento no le dieron importancia. Nicaragua, Venezuela, entre otros.
Me he pasado escuchando el slogan del gobierno “debemos negociar”, pero eso sí, siempre que se acepte todo lo que quieren. ¿Recuerdan los 15 días de encierro que nos querían recetar? ¿Qué pasó al final con el contagio? Este 9 de septiembre el ministro de Hacienda y el secretario privado nos dijeron “aceptamos un decreto parcial sobre los fondos, pero solo para Fomilenio, o un decreto completo de $250 millones; si no, habrá veto”. Esto no es diálogo. Se llama enfermedad de autoritarismo, contaminado con dogmas, ritos, creencias y santorales a su mesías con una reforma constitucional que le prepare la “tierra santa”. Mucho cuidado con los aventureros, oportunistas, ingenuos e incautos, que no les importa estar frente a absurdos evidentes y que viven de ritos demagógicos.

En lo económico son un desastre. Han demostrado ser gastadores compulsivos, sin capacidad de presentar un plan a la Nación y más bien su vocación por la deuda la va a destruir; son fieles de la economía parasitaria repartiendo sin producir, sin sustento económico, que terminará en hambre cuando se termine la fiesta de la deuda. Saldremos de la epidemia del covid para caer en una epidemia más letal, la de la deuda.

Con esto me basta, salvadoreños. Aspiremos a una mejor Patria. Tenemos la capacidad de decirle a la gente, no qué pensar, pero sí sobre qué pensar. Hemos hecho una República y siempre la tendrán si la defienden.
Los que no quieren ver el desastre, los que lo ven, pero callan: el silencio no es opción, no me voy a rendir, aunque insulten, amenacen, intimiden y acusen de traición.

General retirado y diputado de ARENA.