Plan contra la violencia ¿Un camino al fracaso?

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Imagen de referencia. Foto/ Archivo

Por Mauricio Ernesto Vargas

2019-08-30 7:37:18

Existen muchos salvadoreños que tienen la ilusión de que la sola toma del poder hace posible resolver el problema de inseguridad y que este se resolverá fácil y rápido. Desde nuestra realidad, podemos concluir que no se ha emprendido un tratamiento efectivo, pero sí mucho flujo retórico, político y gubernamental.

Usar mediáticamente el problema de la violencia para obtener réditos políticos no soluciona la misma. No existe aún la estrategia abarcadora de manera integral.

La voluntad es importante, el hombre tiene tres atributos: inteligencia, voluntad y libertad. La voluntad es necesaria, pero esta sin la inteligencia, se convierte en fracaso. No le dará viabilidad a ninguna solución.

Entremos en la fase del trabajo, donde podamos medir y calibrar las decisiones y las políticas concretas. Combate frontal en todas sus formas, prevención efectiva y esquemas de reinserción, de lo que siempre se nos habla, pero no se entiende porque seguimos en lo mismo. Retomemos la disciplina metodológica.

Las pandillas ya son un problema que dominan territorios, con las consecuencias que ya todos conocemos. Impiden el libre tránsito, cobran sus impuestos, reclutan muchachos, asesinan a sus opositores, violan personas, cobran seguridad. Son un Estado paralelo. Esto lo que hace es que nuestra gente conviva con ellos y bajo sus reglas.

¿Qué la provoca?: La falta de capacidad del Estado de empoderar a sus agentes, establecer su autoridad y la falta de recuperación de los territorios. Geopolíticamente, el territorio es un elemento constitutivo del Estado actualmente disputado por la delincuencia: se debe aplicar la Geoestrategia, defensa de la soberanía.

Nunca pensé que el fracaso en esta materia fuera el resultado del FMLN. Ellos debieron entender mejor que cualquiera otro el valor de los territorios y, por ello, su planificación y mantener tranquila a la población sería su prioridad. Lo sabían por la experiencia de su vida insurgente y clandestina. Su pecado fue considerar la pobreza, como causa principal del incremento delictivo y considerar a los victimarios como víctimas sociales de la violencia estructural.

La prevención que aplicaron no prevenía nada, es un concepto sacado de las ciencias sociales y no de la ciencia de la seguridad, que lapidariamente nos dice: La prevención en seguridad pasa por la inclusión de los territorios y de la población al desarrollo.

Debemos reconocer que cuando el FMLN llegó al poder, ya era un problema muy grave, pero eso ellos ya lo sabían; el problema es que ofrecieron arreglarlo y todo fue en dirección contraria. No se logró la recuperación de territorios, no se derrotó la inseguridad; los ciudadanos nos seguimos sintiendo inseguros en cualquier lugar y a cualquier hora. La angustia se desplaza a pie y en los buses. Continúan con su autoridad, el FMLN convirtió al Estado en un botín, elevaron la ignorancia a religión, su faro fue Chávez y su santo El Che.

Hay un problema al rojo vivo, las pandillas quieren infiltrar la institucionalidad y hay que salvaguardarla a cualquier costo. Las contaminaciones perversas están por todos lados, es lo más destructivo que no debemos dejar de observar. Esa es la realidad que hemos vivido. Necesitamos más que iniciativas oportunas, visión estratégica integral.

Un plan permanente, compromisos y metas claras, sujetas a cronograma especifico y medidores de impacto cuantitativo al igual que estrategias y procedimientos definidos con rigor académico.

Los problemas mayores que tenemos en la cúspide nacional son la inseguridad y la crónica falta de crecimiento para progresar. No hay desarrollo sin seguridad, ni seguridad sin desarrollo. Debemos eliminar los obstáculos para la seguridad y el desarrollo, con disciplina metodológica.

El mal requiere medicina curativa, como preventiva. Es hora de decisiones que generen confianza. El gobierno debe tomar en cuenta estos desaciertos; ellos han dejado mal parados la credibilidad de las instituciones y autoridades del gabinete de seguridad, la barra móvil y comité de aplausos del CNSCC, como apéndice o amígdala del gobierno. Sabían muy poco de seguridad, y lo que sabían era equivocado.

Tampoco debemos seguir con el abordaje mediático, y mucho menos con incidentes que generan suspicacia y dudas. Separar las muertes violentas de los pandilleros que mueren al enfrentarse a policías. La incongruencia de las capturas del asalto al bus, presentados mediáticamente como los violadores y luego otra cosa.

El aumento y las inconsistencias de los desaparecidos se esconden, la cantidad de homicidios ha disminuido, es algo notable. Sin embargo, el acceso de los datos oficiales es restringido, si los datos son reales el acceso debería ser amplio e irrestricto. Todo lo anterior sugiere manipulación de la opinión pública con fines políticos.

Seguir haciendo lo mismo es continuar en el desorden degradando lo auténtico, lo más patético leyendo “El Principio de Peter”, “De la inteligencia a la incompetencia”, o aplicando “El manual del perfecto idiota latinoamericano”, El populismo, la anarquía y el desorden. La agenda equivocada.