Los destructores de la vida en el mar

Los causantes reales de la destrucción planetaria, en este caso de los océanos, somos los animales llamados humanos, pues somos nosotros los que arrojamos los desechos en océanos, ríos y playas, así como en las calles, desagües y bosques; y de manera irresponsable y anti-ética buscamos otros culpables

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Almacenes Simán reiteró que ofrece sueldos arriba del salario mínimo. Foto EDH / Cortesía Simán / Archivo

Por Mirella Schoenenberg Wollants

2021-08-25 6:05:25

"Piratería en el Mar” (Seaspiracy) es el nombre del documental de Netflix cuyo productor es Ali Trabizi y que ya ocupa el Top 10 en muchos países de Europa y Asia.
Entre muchas temáticas, esta producción cinematográfica nos explica la importancia para la vida planetaria que tienen las ballenas, los delfines y los tiburones, pues abonan el fitoplancton, es decir, las plantas acuáticas encargadas de la presencia de oxígeno en la atmósfera que respiramos los humanos hasta en un 85%.
Demuestra que el 46% de la basura que es vertida en los océanos son redes para pesca comercial y que son desechadas por los pescadores, originando un gran daño para toda la vida marina.
Ya en el 2018, National Geographic,basándose en las declaraciones de Boris Worm, un maestro de biología y conservación marina de la Universidad de Dalhousie, Halifax, Canadá, había expresado, a partir de un estudio que realizó en el 2006, que para el 2048 no habría vida marítima en el mar si se mantienen los estilos de pesca actuales.
Lo sorprendente del documental ha sido el enfrentar que nos habían dado datos erróneos y que no eran sólo las pajillas, las bolsas ni las botellas hechas de plástico las grandes contaminantes sino que el 46% de los desechos que destruyen la vida marítima son los aparejos y las redes para la pesca.
Esto sin obviar que aunque estos objetos son los contaminantes, los causantes reales de la destrucción planetaria, en este caso de los océanos, somos los animales llamados humanos, pues somos nosotros los que arrojamos los desechos en océanos, ríos y playas, así como en las calles, desagües y bosques; y de manera irresponsable y anti-ética buscamos otros culpables, como por ejemplo, los fabricantes de objetos plásticos, al igual que hacemos en el caso de la obesidad y enfermedades degenerativas, que culpamos a los elaboradores y fabricantes de alimentos, cuando somos nosotros quienes nos los llevamos a la boca por voluntad propia.
A esto se agrega el tema de la “captura accesoria”, llamada así a todas aquellas capturas accidentales que no eran el objetivo de la pesca. De acuerdo con la ONG Sea Sheperd, son 50 millones de tiburones por año, a nivel mundial y 10,000 delfines en la costa atlántica francesa, los que caen atrapados por año en redes y palangres sin que sean regresadas de nuevo al mar pues tienen cierto valor económico.
El clásico ejemplo se da a la hora de pescar atunes, donde caen, aparejados, los delfines que quedan atrapados en las redes sumergidas, los cuales se ahogan porque no pueden subir a la superficie para respirar. Todo esto demuestra que a la larga el plástico resulta menos perjudicial que la pesca comercial.
De corolario el productor del documental afirma que las etiquetas “Dolphin Safe” y “Marine Stewardship Councilno (MSC)” están engañando a los consumidores pues no hay vigilancia real ni cuidado de las especies marinas.
Estos hallazgos han provocado un gran debate entre científicos, interesados y consumidores al punto que después de mirar el video muchas personas están expresando que no volverán a comer mariscos y están impresionados al conocer los alcances de la pesca industrial.
En el documental se trae a colación el informe del FMI y el Centro Nacional de Oceanografía de Southampton, donde se enfatiza que el fitoplancton, esos organismos microscópicos del océano, absorben 4 veces más CO2 que el Amazonas, y luego liberan oxígeno, al igual que lo hacen las plantas que por cierto no paramos de arrancar del suelo con objetivos mercantilistas.
¿Por qué es importante esto? Porque los océanos profundos son los que almacenan carbono y si es incapaz de hacerlo, la Tierra se va haciendo más cálida, lo cual ya estamos experimentando. Ojalá cada uno tome conciencia de esta situación y participe en su solución desde la posición de responsabilidad individual que le atañe. ¡Hasta la próxima!

Médica, Nutrióloga y Abogada

Mirellawollants2014@gmail.com