Educación y COVID-19: ¿Qué sucedió en las aulas online?

El diseño de tareas debe pensarse en función de la nueva realidad online, es decir, distinto al modelo presencial.

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El ministro de Gobernación, Mario Durán, derecretó alerta amarilla en El Salvador ante el huracán Iota. Foto: NHC

Por Oscar Picardo Joao

2020-11-16 5:50:28

El Instituto de Investigación para el Aprendizaje (IIA) y la Universidad Francisco Gavidia decidimos hacer un “estudio exploratorio” de factores asociados al rendimiento escolar de la educación online durante la pandemia de COVID-19 (octubre-noviembre 2020); enviamos 1,200 encuestas por correo a estudiantes de educación básica, media y superior, de instituciones públicas y privadas; de ellas, recibimos 896 válidas y completas.

El estudio buscaba entender la importancia de ocho factores asociados: Conectividad; Equipamiento; Ambiente o entorno de aprendizaje; Alfabetización digital de los docentes; Plataformas de comunicación pedagógica; Currículo y materiales digitales; Tareas y Evaluación; y Bilateralidad y empatía pedagógica. A continuación, compartimos los principales hallazgos:

Al realizar una comparación entre las clases presenciales versus las online, obtenemos los siguientes resultados: En clases online se invierte más tiempo en tareas; las clases presenciales logran mejores niveles de concentración; la mitad cree que tendrá dificultades el próximo año; y lo más preocupante: Sólo el 19.6% cree que aprendió más en clases online.  Pero, al comparar la eficiencia de la educación online por niveles puede notarse lo siguiente: Aprendizaje en básica 20.7%, media 11.3% y superior 27%.

Se evaluaron las estrategias diseñadas por el MINED para atender al sistema educativo durante la pandemia: videos de YouTube y Libros de texto son las herramientas mejor valoradas, mientras que la Franja educativa y las guías: en el sector privado la franja educativa no le ayudó (73.6%) mientras que en el sector público fue a la inversa, un 75.9% sí reconoció la ayuda. Lo mismo sucede con las guías educativas.

De 106 estudiantes que nunca contaron con un buen ambiente de aprendizaje en sus casas 50 aprendieron menos Matemáticas, 34 aprendieron menos Ciencias Naturales, 29 aprendieron menos Sociales, 29 aprendieron menos Lenguaje, 54 aprendieron menos de Arte, 47 aprendieron menos de computación, 51 aprendieron menos Educación Física y 46 aprendieron menos inglés. Un buen ambiente en la casa o familia favorece el aprendizaje online.

De los 330 estudiantes que dicen estar “Totalmente de acuerdo” con que hay materias que no se enseñan bien online: Matemáticas, educación física y computación son las más complicadas con: 154, 179 y 136 alumnos aprendieron menos, respectivamente. Algunas materias demandan una mayor preparación pedagógica y didáctica para que sea enseñada online.

Respecto a las tareas e interactividad pedagógica en educación básica, YouTube y la ayuda de los familiares son las estrategias más utilizadas. A nivel de educación media, un 72% manifestó que no está haciendo las tareas. En el nivel superior los videos de YouTube y plataforma son los recursos más utilizados. El diseño de tareas debe pensarse en función de la nueva realidad online, es decir, distinto al modelo presencial.

De los 541 alumnos que NO les gustaría que las clases se mantengan online, 440 dicen que estas lo ponen ansioso o estresado, a veces o siempre. También 331 dicen que no tienen el espacio adecuado para aprender o que a veces no se concentran por factores familiares. Algunos tipos de identidades o inteligencias, desde la perspectiva neuroeducativa, no son compatibles con la educación online.

Respecto a la alfabetización digital docente para enseñar online se concluye que 3 de cada 10 encuestados –un número muy bajo- están totalmente de acuerdo con las capacidades adecuadas de los docentes para enseñar bien online. Más de un 30% manifiesta total desacuerdo al valorar las competencias tutoriales de la totalidad de la planta docente.

Respecto a la variable del equipo, un 13% de los encuestados no cuentan con el equipo (laptop, computadora, Tablet, Smartphone), un 28.7% tiene que compartir el equipo con otros miembros de la familia, y un 58% posee el equipo apropiado. Respecto a la conectividad para la educación online 3 de cada 10 tienen buena conexión, mientras que las categorías regular y a veces buena o mala suman 42%. Se debe considerar en estos tres aspectos el porcentaje de estudiantes de instituciones privadas que equivale a 58.2%, lo cual desfigura la brecha digital real.

A pesar que más de la mitad de los encuestados tiene apoyo de sus padres, madres y hermanos en la educación online, un 22.8% no tiene quien le ayude y un 10.6% manifiesta que la situación es muy difícil.

Finalmente, respecto a las plataformas online, las formales educativas y las comunicacionales, ZOOM y Google Classroom son las que poseen mayor aceptación, mientras que hay un grupo de plataformas mal evaluadas o desconocidas por los participantes. WhatsApp, Facebook Messenger o por correo electrónico, complementaron la comunicación entre docentes y estudiantes.

Respecto al futuro: Un 13% de los encuestados manifiesta que posiblemente cambie de institución educativa, quizás por factores económicos; y la vuelta a la escuela o a las instituciones educativas es vista como un riesgo por más del 60% de los encuestados.

Conocer el punto de vista del estudiantado permite tener una radiografía clara de lo que realmente está sucediendo en su proceso de aprendizaje y poder tomar las medidas adecuadas que permitan aportar mejoras al proceso. Al final, es por ellos y para ellos que se hace educación. Para acceder al estudio: http://iiasv.org/publicaciones/

 

Investigador Educativo/ opicardo@asu.edu