No, las organizaciones sociales no somos oposición

Creemos que el trabajo de las organizaciones sociales es fundamental para la democracia y que, en nuestro rol de denuncia, el objetivo es ser constructivos

descripción de la imagen
Foto EDH/ Archivo

Por Noah Bullock

2021-04-14 6:07:23

La llegada de los gobiernos democráticos en Centroamérica marcó el final de una era oscura, lo que permitió avanzar hacia los derechos políticos y civiles y en la protección de los derechos de grupos históricamente vulnerados y perseguidos. La perspectiva histórica de violaciones masivas de derechos humanos en el mundo, pero en especial en la historia reciente de El Salvador, nos recuerda que democracia y estado de derecho no son conceptos abstractos, sino que nacen para prevenir abusos de poder y proteger vidas.
Las organizaciones de derechos humanos queremos que todos lo gobiernos tengan éxito en mejorar la calidad de vida de la población. Nuestra misión no está regida por ideologías o afiliaciones políticas, sino por los estándares de derechos humanos establecidos en los tratados internacionales y reflejados en la Constitución de la República de El Salvador. Sobre estos estándares es que analizamos el contexto, la gestión pública y la institucionalidad y tomamos posiciones críticas ante los gobiernos de turno.
Por ejemplo, en la gestión del presidente Salvador Sánchez Cerén, Cristosal tuvo fuertes desacuerdos con el gobierno sobre el reconocimiento del desplazamiento interno forzado, así como por condiciones análogas a la tortura en los centros penales, y por la actuación de miembros de la PNC que ejercieron violencia compatible con un patrón de violencia estatal.
Las organizaciones de derechos humanos somos constructivas, apoyamos el fortalecimiento de capacidades, hacemos propuestas y colaboramos con instituciones nacionales garantes de los derechos humanos. Cristosal ha presentado y apoyado propuestas de ley en cuatro gestiones gubernamentales, entre estas la ley sobre desplazamiento, y la propuesta de sociedad civil de la ley de reconciliación nacional.
No nos asusta debatir ideas, pero nos preocupa cuando nuestras propuestas y posiciones son rechazadas, no por sus méritos o con argumentos fundamentados, sino en campañas de ataques que usan el poder y recursos públicos para deslegitimar y difamar a las organizaciones y las personas. Estas campañas generan un costo social, profesional y en la seguridad personal de quienes ejercen su derecho a participar en los grandes temas de nación.
Tal conducta antidemocrática fomenta odio y división, destruye los espacios cívicos y desvía la atención y recursos de los temas más importantes. Además, implica un costo muy superior al beneficio de corto plazo que puedan obtener quienes se dedican a esto. El Salvador llegará verdaderamente a la posguerra cuando las personas y sectores puedan mostrar sus desacuerdos sin ser calificados como enemigos de la nación.
Cristosal se dedica a acompañar a víctimas de violaciones de derechos humanos. Entre otras acciones, hemos dado asistencia a miles de personas desplazadas internas, acompañado a las organizaciones históricas de derechos humanos y a grupos de víctimas de las atrocidades del conflicto armado, y durante la pandemia dimos asistencia humanitaria a cientos de desplazados y personas retornadas y sus familiares en Guatemala, Honduras y El Salvador.
En Cristosal no nos incomoda que el público conozca nuestras fuentes de financiamiento; todo lo contrario, nos enorgullece nuestra base de apoyo. Contamos con la ayuda de personas que con pequeñas aportaciones demuestran su solidaridad con la lucha por los derechos humanos en las Américas, y también recibimos fondos de agencias de cooperación respetadas internacionalmente. Esta información es reportada mensualmente al gobierno de El Salvador y es de acceso público, transparente y auditado.
Creemos que el trabajo de las organizaciones sociales es fundamental para la democracia y que, en nuestro rol de denuncia, el objetivo es ser constructivos. Con la denuncia esperamos provocar una reflexión en la sociedad sobre lo que significa ser verdaderamente iguales en derechos y dignidad, y cuáles son nuestras responsabilidades colectivas hacia los que sufren.

Director Ejecutivo de Cristosal