Nuestro Tiempo en temporada electoral

Dada la composición de sus filas, Nuestro Tiempo tiene el potencial para mejorar la calidad del discurso político salvadoreño, cometido urgente durante una elección que se perfila como crucial para el futuro de nuestra democracia.

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En este momento las plantaciones a nivel nacional ya están afectadas por la roya, pero si la fumigación se hace a la máxima brevedad posible, aún puede mitigar las pérdidas, dicen los caficultores. Foto EDH / archivo

Por Carlos Fuentes Velasco

2020-09-04 9:12:58

Durante su campaña de 2017, el ahora presidente de Francia, Emmanuel Macron, recibió mucha atención por el repetido uso de la expresión “en même temps” (al mismo tiempo, en francés). Los analistas adjudicaron su frecuencia a su candidatura insurgente: ni de derecha ni izquierda, para colocarse en el centro moderado. Macron señaló que la expresión “simplemente significa que uno recoge ideas aparentemente contradictorias, pero cuya reconciliación es esencial para la sociedad”. Sus críticos, sin embargo, sugirieron que buscaba evadir posturas fijas para incrementar su atractivo plebiscitario.
En El Salvador, de cara a las elecciones legislativas y municipales de 2021, el partido Nuestro Tiempo emplea una estrategia similar. En recientes participaciones mediáticas sus integrantes enfatizan su vocación democrática, desprecio por la corrupción y la centralidad del Estado de Derecho. Pero estos son valores, no posturas concretas y mucho menos una plataforma cohesiva para dar solución al sinnúmero de problemas del país. Además, el uso de la frase “centro-humanista” para definir al partido parece poco efectiva a la hora de cautivar la imaginación de una nación agotada por tanta calamidad: sanitaria, económica y de mendacidad bajo el gobierno de turno.
El electorado salvadoreño ya optó por prestar su apoyo a un proyecto político vago en extremo y sin planes determinados. La candidatura anti-sistema del actual presidente triunfó gracias al hartazgo de los votantes con los partidos tradicionales y no por la originalidad de su pensamiento. Lo que algunos veían como bocanada de aire fresco ahora se respira como aire viciado, producto de las mismas ideas de siempre. La actual crisis sin precedentes a expuesto la ligereza ideológica de Nuevas Ideas como un edifico endeble; los caprichosos tuits presidenciales no sustituyen a una agenda de gobierno. Una candidatura ni de derecha o izquierda se ha convertido en una presidencia mesiánica y peligrosamente antidemocrática.
El perfil de los candidatos de Nuestro Tiempo es, a mi parecer, muy opuesto al del presidente. Entre sus filas hay personas con alta preparación y espíritu de servicio público, provenientes de diferentes ámbitos profesionales y tradiciones ideológicas. Esta riqueza de perspectivas podría hacer de Nuestro Tiempo un foco de pensamiento y actuar original, recurso de vital urgencia para el país, pero primero deben definirse puntualmente de cara a las grandes encrucijadas del país: seguridad, crecimiento económico, agua potable, inmigración, etc.
Volviendo al ejemplo del Presidente Macron, es posible trascender la dicotomía de derecha e izquierda, pero esto requiere una síntesis política rigurosa y comunicaciones persuasivas. Es una lástima que en los últimos años los lemas más efectivos han sido de origen populista y vacíos intelectualmente: “Make America great again” (Trump), “Take back control” (Brexit) y “El dinero alcanza cuando nadie roba.” “En même temps”, por el contrario, no es una expresión demagógica sino una muletilla de conveniencia. Lo ideal es un instituto político que combine cohesión intelectual con claridad, persuasión con integridad.
La campaña está por calentarse y el escrutinio electoral obligará a este naciente partido a emprender el duro trabajo de articular una ideología convincente o a languidecer como una propuesta más en una ensalada de opciones políticas poco apetecibles. Reitero que, dada la composición de sus filas, Nuestro Tiempo tiene el potencial para mejorar la calidad del discurso político salvadoreño, cometido urgente durante una elección que se perfila como crucial para el futuro de nuestra democracia. Nuestro Tiempo no puede darse el lujo de querer ser, al mismo tiempo, la proverbial “monedita de oro” para caerle bien a todo mundo y llegar a los comicios sin una propuesta articulada.

MA en literatura inglesa, activista y escritor.