“Nictofobia” o miedo a la oscuridad interior

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Foto EDH / Melyn Cortez

Por Carlos Balaguer

2019-12-08 10:27:28

El ser humano, por herencia ancestral, trae en sus genes el reflejo auto defensivo del miedo. El miedo o temor nos alerta y a veces salva de cualquier peligro. Es el recuerdo del terror que nuestro ancestral depredador despertaba en nosotros. Se asemeja al dolor que es otra alerta de que algo anda mal en nuestro cuerpo o en nuestra alma. En algunos casos el reflejo del miedo se convierte en fobia, en desorden mental o emocional. Al mismo que se le denomina “Nictofobia” o temor a
la oscuridad. A veces ambiental o interior. Hay dos noches que signan al ser humano: la noche exterior y la interna. Según la psicología moderna y la pediatría, es totalmente normal el ocasional miedo de los niños de ir a la cama a dormir, de la misma manera su miedo a la oscuridad. Según estudios realizados en ese campo, la mayoría de los chicos sufre terrores nocturnos en algún momento de la infancia. Ello
impide, tanto al niño como a la familia, lograr un buen descanso. Hay métodos y costumbres que nos muestran cómo manejar el temor en personas de cualquier edad. Existe el temor al fracaso, a las alturas, a viajar lejos, a las enfermedades y a lo desconocido. En otras el más desdichado: el miedo de amar. Sólo amando y venciendo a las sombras el hombre libera su ser. (Pinturas Balaguer: <palabrasbalaguer.facebook>)