¿Qué te hizo cambiar?

Bukele, en vez de valerse del poder que tiene para crear un mejor espacio social para grupos marginados, quiso conectar con la peor parte de nosotros, ese alter ego fóbico al cambio de la cultura salvadoreña, y hacerle saber que lo apoya.

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El delantero francés del Real Madrid Karim Benzema celebra su segundo gol, y segundo del equipo ante el Borussia Mönchengladbach, durante el partido de Liga de Campeones entre Real Madrid y Borussia Mönchengladbach en el estadio Alfredo Di Stefano, en Valdebebas, Madrid. Foto EFE/JuanJo Martín

Por Alexa Cristal Menjívar

2021-09-24 10:17:29

"Yo creo que la lucha de los Derechos Civiles de nuestro tiempo es la comunidad LGBT […] Yo quiero estar al lado correcto de la historia, no voy a estar del lado de los discriminadores, si se llama heteroaliado, pues bueno, eso”. Estas son las palabras de Nayib Bukele, en una reunión de activistas por los derechos LGBTQ+ en el 2014. Han pasado 7 años ya, y las cosas cambiaron mucho: ahora el presidente hace constar su posición sobre estos temas de interés, de los que, preocupantemente, nadie desea dialogar. ¿Cómo llegamos hasta aquí?
Un reciente post de Facebook en la cuenta oficial del mandatorio, entre otras cosas, dice: “Por lo tanto, he decidido […] NO PROPONER NINGÚN TIPO DE REFORMA a NINGÚN ARTÍCULO que tenga que ver con el DERECHO A LA VIDA (desde el momento de la concepción), con el matrimonio (manteniendo únicamente el diseño original, UN HOMBRE Y UNA MUJER) o con la eutanasia”. Siendo presidente y conectando con nuestra cultura, decidió mostrarse indiferente respecto a problemáticas de minorías en nuestro país y retrasó un proceso importante que significaba esperanza para ellas.
¿Cómo cambió tanto su postura de lo que se mostraba ser? El conservadurismo ha sido el arma secreta del presidente, quien sabe que nuestra cultura tiene una idiosincrasia bastante intolerante a los cambios sociales, y lo valida haciendo creer a la población que esa mentalidad es la forma correcta en la que deberían pensar. En realidad, refiriéndonos únicamente a los fanáticos, sus seguidores se caracterizan por la intolerancia hacia diferentes opiniones sobre temas relevantes (justamente como los derechos de la comunidad LGBTQ+). Bukele ahora es un símbolo por la defensa de la familia y la vida en El Salvador, mandado por Dios para hacer su voluntad y lo que Él quería para nosotros.
Esta versión “mesías” del presidente ha llevado a muchas personas pertenecientes a minorías a correr peligro en nuestro país. La Fiscalía General, el 2020, aseguró que hubo 692 crímenes de odio en contra de la comunidad LGBTQ+ durante 5 años. El nuevo y contundente mensaje de Nayib ahora le resta importancia al esfuerzo del colectivo, hace de lado a los problemas que vive diariamente y nos obliga a viajar al pasado y recordar sus promesas vacías de ser un apoyo para ellos. No hay que olvidar que estas son realidades salvadoreñas y merecen atención, así como las nuestras.
Bukele, en vez de valerse del poder que tiene para crear un mejor espacio social para grupos marginados, quiso conectar con la peor parte de nosotros, ese alter ego fóbico al cambio de la cultura salvadoreña, y hacerle saber que lo apoya. También, nos hace creer que sus acciones son un tipo de “acto divino”, usando nuestra fe como una herramienta para darle credibilidad a sus palabras. Los cristianos, seguramente, estarán de acuerdo con que Dios no es una entidad que se pueda utilizar y, más bien, solo quiere amor y apoyo entre las personas. El análisis sobre esta situación es completamente individual, pero se debería tener en cuenta.
Personalmente, considero que, como compatriotas, arrastramos una brutal deuda histórica: le debemos empatía a las personas que han pasado décadas (posiblemente siglos) tratando de ocultar lo que son. No importa que hasta un gobernante político nos diga qué está bien o mal, nuestro instinto de amor por el prójimo debe ser prioridad en nuestras relaciones para crear un ambiente mejor para todos, incluyéndonos. El respeto a las diferencias puede ser el primer paso para que nuevas generaciones sigan nuestro esfuerzo de cambiar, y así transformar nuestra cultura y normalizar los diferentes estilos de vida no perjudiciales para nadie. Solo así nos acercamos un poco más a ser personas tolerantes para El Salvador.

Estudiante de Ingeniería de Negocios

Miembro del Comité de opinión política estudiantil (COPE).