Mejoremos controles en ventas de gas (GLP)

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Foto: EFE/Joédson Alves.

Por Ricardo Esmahan 

2019-08-26 4:40:39

Luego que una tienda de gas propano (GLP) explotara sobre la calle al volcán en el municipio de Mejicanos y provocara la muerte a cuatro personas y dejara unas 20 lesionadas, así como pérdidas materiales cuantiosas; muchas personas alzan sus voces para que se adopten mejores controles de supervisión y seguridad, para que ese producto se pueda comercializar sin estos riesgos.

Este lamentable suceso ha sido un aviso para el Gobierno, a fin que regule de manera efectiva estas ventas y distribuidores de GLP; que los autorice en áreas seguras, no en casa de cualquier vecino. Hoy fueron cuatro los muertos, en un futuro podrían ser más si no se regulan estos puestos y distribuidores.

Denuncias abundantes han llegado a la Dirección de Hidrocarburos y Minas del Ministerio de Economía, que, según noticias, de ellas solo ha inspeccionado a tres centros de distribución en el oriente del país, pero no los ha clausurado. Esta Dirección expuso en la Asamblea Legislativa que no tenía facultad para cerrarlos, aunque no tengan las medidas mínimas de seguridad.
El Ministerio de Economía administra un solo subsidio, el del gas propano.

Cada año debe pagar entre $40 y $45 millones aproximadamente en este concepto. Los subsidios constituyen instrumentos de política que tienen la finalidad de reorientar la riqueza producida, de un sector a otro, como una acción deliberada del Estado. La visión del Gobierno en turno determina la política de subsidio, su impacto económico y social.

Países desarrollados utilizan este instrumento de política con la finalidad específica de reorientar recursos a favor de agentes económicos o sectores poblacionales, atendiendo una política económica o el reducir carencias de sectores pobres. Entre estos países se encuentra Estados Unidos y Europa que subsidian ciertas actividades agrícolas y además a los pobres. Orientan mayormente fondos de sus políticas de subsidio a instrumentos de apoyo a la producción agrícola o a fomentar la exportación. Los subsidios pueden ser transferencias directas de fondos o exoneración de impuestos.

La teoría económica nos dice que toda política de subsidio se sostiene básicamente de dos fuentes: los impuestos o las ganancias de empresas estatales. Incluso, de contribuciones especiales a determinado sector poblacional para sufragar un subsidio a otro sector con carencias.

Una complicada situación fiscal puede arrinconar a un gobierno al endeudamiento para sostener su política social de subsidios, cuando no puede incrementar a corto plazo la recaudación tributaria. Cuando se pretende subsidiar a los que “necesitan”, pero no se tiene una gestión que incentive la economía y se recaude más tributos, sólo hay una salida: Se subsidia sólo al que “más” lo necesita, según los burócratas. Se focaliza.

El compromiso del gobierno con los organismos financieros internacionales es focalizar los subsidios al GLP, energía eléctrica, agua y transporte público, garantizándoles el pago de la deuda. De estos instrumentos, solo el subsidio al gas cuenta con un instrumento de recaudación tributaria especial, cuyos fondos son destinados al subsidio del energético para cocinar alimentos de sectores populares.
Son 16 centavos de dólar que se aportan al comprar cada galón de gasolina, una contribución especial que data desde1981, cuando se creó el Fondo de Estabilización y Fomento Económico (FEFE).
Pero volviendo al llamado de atención al Gobierno con el bombazo, todo indica que en este local hubo acumulación de gas y alguna fuente de ignición, en un lugar cerrado. La explosión generó una onda expansiva que dañó el local, expulsando algunos cilindros a la calle y dañando unos vehículos.

Hay indicios que se trasegaba gas de cilindro a cilindro, una práctica que afecta a los consumidores al incumplir el peso exacto.

El Gobierno debe regular esta práctica desleal.