Mejorar la salud mental, un propósito alcanzable

Para todos, pero especialmente para los que ya pasamos de los cincuenta años, es esencial poner a trabajar las neuronas utilizando lo más posible las capacidades cognitivas superiores.

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Foto Por EDH-Shutterstock

Por José María Sifontes

2019-12-27 8:11:12

¿Qué propósitos tenemos para el año nuevo? Siempre es bueno tener objetivos que busquen mejorar de alguna forma nuestra vida, y un nuevo año posee el elemento psicológico de un punto de arranque. La experiencia nos ha enseñado que muchos de los propósitos que nos planteamos en el pasado se quedaron sólo en eso, en propósitos y buenas intenciones, y que al cabo de algunos meses o semanas se extinguieron. Pero también es cierto que algunos llegaron para quedarse, y se convirtieron en parte de las costumbres y estilos de vida. De modo que vale la pena intentarlo. Si no se logra lo único que se habrá perdido será la oportunidad. No hay problema con eso, se vuelve a intentar.
Cada quien tiene sus prioridades y hacer sugerencias podría no ser lo más oportuno. Me voy a permitir, sin embargo, hacer una, especialmente para aquellos que no se hayan decidido aún. Es recomendable no hacerse demasiados propósitos pues esto tiene muchas veces el mismo efecto que no hacerse ninguno.
Aunque resulte evidente que mi sugerencia tiene un sesgo profesional estoy convencido de su importancia. Un buen propósito para el año que viene es tratar de mejorar nuestra salud mental. El término salud mental, además de ser muy amplio, se percibe como abstracto. Puede simplificarse para hacerlo más práctico y dar recomendaciones específicas. Las acciones que tiendan a mejorar el equilibrio psíquico y el bienestar emocional puede parecer simplista pero es sin duda más manejable.
Como la idea es proponer algo que sea fácilmente alcanzable, de forma que tenga más probabilidades de mantenerse, aquí están tres recomendaciones sencillas pero que tienen un efecto muy relevante en la salud mental. La primera es dormir un poco más por las noches. Cuarenta y cinco minutos o una hora más de sueño tiene consecuencias inmensas en la fisiología cerebral y general. Ya he hablado en artículos anteriores de los efectos del sueño en la limpieza cerebral, en la respuesta inmune y el equilibrio hormonal. Pero también afecta positivamente el estado anímico y la capacidad de raciocinio, lo que a la larga influirá en los resultados de otros proyectos y metas.
Para todos, pero especialmente para los que ya pasamos de los cincuenta años, es esencial poner a trabajar las neuronas utilizando lo más posible las capacidades cognitivas superiores. Debe ser algo que desafíe realmente nuestro intelecto pero sin ir a extremos (comenzar a estudiar Ingeniería Eléctrica a estas alturas sólo dañaría nuestra autoestima). Algo en lo que se pueda avanzar sin presión y sin compromiso. El aprender un idioma o el practicar ajedrez son buenas opciones. Pero hacerlo con el objetivo de alcanzar un nivel (de conversación en un idioma o de teoría y análisis en el ajedrez). Memoria, atención, cálculo, abstracción, son algunas de las habilidades que se ponen en acción, y que evitan problemas por desuso. Use it or lose it (úsalo o piérdelo) dicen los expertos en trastornos cognitivos de la edad adulta.
Para terminar, y conscientes de que el tráfico en nuestro país no mejorará en un futuro cercano, hagámonos el propósito de conducir con tranquilidad, en paz con Dios y con el mundo. No reaccionemos a los que nos pitan o invaden nuestro espacio, no pitemos ni compitamos, sabedores que en un instante todo será pasado. No nos amarguemos el viaje con ácido clorhídrico o adrenalina. Ni nos arriesguemos a poner en peligro algo más que la salud mental.

Médico siquiatra.