Alcaldes, salven el océano

El turismo crece, desordenadamente, sin compromisos, todo mundo anhela una casa en la costa para el deleite vacacional de la época, pero sin aportar mayores beneficios ni impactos positivos en la comunidad. Nunca se piensa en aminorar el impacto al medio ambiente, pensar en plantas de aguas residuales que contaminen menos el océano, un óptimo sistema de recolección de desechos o una planta de reciclaje.

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Los jugadores salvadoreños festejan el primer gol ante Guatemala. Foto Cortesía Concacaf.

Por Carlos Francisco Imendia

2021-05-07 7:08:31

A lo largo de la franja litoral de El Salvador se ubican los municipios más pobres y abandonados, en los cuales se sobrevive únicamente para pagar planillas de los empleados, alquiler y servicios básicos de un pírrico presupuesto. Difícilmente se logra ver una buena obra o un avance de desarrollo en lo social, calle balastreadas, polvosas, sumidas en la inseguridad, sin luz ni agua, a merced de los desastres naturales y la debacle ambiental. Una población que subsiste de la cacería, de la pesca y de algunas siembras; pero lo que más sobra es la precariedad.
A menudo estas comunidades litorales también están expuestas a enfermedades graves como la insuficiencia renal, ya que en esas zonas se usan agroquímicos altamente tóxicos que contaminan el suelo y las aguas subterráneas.
Los planes de desarrollo van a paso de tortuga, mientras las grandes necesidades emergen en esas comunidades del litoral.
El turismo crece, desordenadamente, sin compromisos, todo mundo anhela una casa en la costa para el deleite vacacional de la época, pero sin aportar mayores beneficios ni impactos positivos en la comunidad. Nunca se piensa en aminorar el impacto al medio ambiente, pensar en plantas de aguas residuales que contaminen menos el océano, un óptimo sistema de recolección de desechos o una planta de reciclaje.
Las alcaldías pobres no tienen el alcance para regular ni monitorear todo lo que sucede en sus municipios, ni cuentan con la hoja de ruta para encaminar al municipio al desarrollo, mucho menos un observatorio que monitoree las buenas o malas prácticas ambientales. En muchos lugares del litoral salvadoreño la gente no sabe qué hacer con la basura, la única solución para deshacerse de la basura es quemarla o crear nuevos basureros clandestinos, de igual manera con el agua residual, en muchas comunidades no existe el alcantarillado y la única salida viable es tirarla al mar. La costa salvadoreñas y sus comunidades necesitan plantas de reciclaje, que puedan generar empleos verdes y preservar el océano; toda la costa litoral salvadoreña.
Nuevos alcaldes, no deben venir repitiendo los patrones del pasado, ya no más excusas, desarrollen sus comunidades, innoven, déjense asesorar por gente que sabe sobre el tema, salven el océano y la bio diversidad de su zona, el cambio climático ya se hace sentir, que sus comunidades estén preparadas, trabajo en conjunto.

Publicista y ambientalista/Chmendia