Réquiem por Coatepeque y los maquilishuats

Triste espectáculo en la colonia San Benito, donde árboles que eran un derroche de flores hoy presentan cuatro ramitos, avergonzados por la tremenda invasión del enemigo.

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El número de desaparecidos sigue superando al de los homicidios, aunque las autoridades aseguran que los casos de extraviados se han reducido en un 25.3 por ciento. Foto EDH/Archivo

Por Teresa Guevara de López

2020-03-09 5:30:28

Dos de los más bellos regalos que Dios Creador quiso dar a esta tierra, el Lago de Coatepeque y los árboles de maquilishuat, están en vías de extinción. Este bello espejo de agua, orgulloso patrimonio del Departamento de Santa Ana, tuvo el honor de contarse entre los candidatos a formar parte de las siete nuevas maravillas naturales del mundo. Sorprende el verde que lo rodea y el color cambiante de sus aguas, que en años recientes como una mujer guapa y coqueta, ha hecho de unas algas, un adorno más al teñirlas de un increíble color turquesa.

Adorna el paisaje que se contempla desde el Cerro Verde, el Izalco y el Volcán de Santa Ana Lamatepec, cuyas aguas copian como un espejo, cielo, sol y nubes. Sus riberas están pobladas de residencias en que parece que el tiempo se detiene y el mundo se ve con una óptica diferente. Cuando la civilización empezó a invadirlo con restaurantes y negocios, se notó que solo la mano ingrata del hombre tenía la capacidad de destruir, voluntariamente, tanta belleza. Basura en sus playas, desagüe de aguas servidas y todo tipo de desechos vertidos en las antes cristalinas aguas. La Fundación Coatepeque realiza grandes esfuerzos de limpieza, en que participan cientos de ciudadanos conscientes.

Pero parece avecinarse el jaque mate a nuestro lago, con un proyecto de desarrollo turístico que merece calificarse de criminal, enemigo mortal del medio ambiente, con la única finalidad de lucro económico. Un complejo de 39 residencias, casa club y una torre con doce apartamentos, para lo que ha habido tala de árboles y construcción de calles para acceder a la playa. Según investigación periodística de El Diario de Hoy, el proyecto se inició en el primer quinquenio del siglo XXI, contó con grandes facilidades para la obtención de permisos, pues tanto los propietarios del terreno y los desarrolladores contaban con conectes entre las autoridades de turno. Y aunque durante muchos años estuvo detenido, hoy se publicita en diversos medios.

Hay quejas de los pescadores, que perderán su acceso a la playa que será privada. Se dice que el permiso del Ministerio del Medio Ambiente tenía una duración de un año y no parece haber estudios ni autorizaciones de las alcaldías correspondientes, y aunque es un área protegida, no hay señales de que se detendrá el proyecto pues entre los propietarios aparecen miembros de la familia presidencial. ¿Será posible que se ejecute la sentencia de muerte contra el Lago de Coatepeque?

Durante estos meses en que empezamos a sentir el agobio del calor, la madre naturaleza nos alegrar la vista y el corazón con la gloriosa floración del maquilishuat. Se desnuda de sus hojas, para vestirse de ramos en todos los tonos del rosado: desde el más pálido y delicado, hasta los de encendido color que hacen un contraste maravilloso con el azul del cielo. Generoso árbol, que no niega sus flores, aunque se vea maltratado, sin recibir una gota de agua una vez pasa la estación lluviosa. Pero lo está invadiendo un enemigo cruel que no perdona y se llama “matapalo”, una planta parásita que termina devorándose el árbol.

Triste espectáculo en la colonia San Benito, donde árboles que eran un derroche de flores hoy presentan cuatro ramitos, avergonzados por la tremenda invasión del enemigo. ¿Podría la Sección de Parques y Jardines de la Alcaldía de San Salvador, apiadarse de nuestro árbol nacional y mandara una cuadrilla a cortar el matapalo, antes que complete su labor destructora?

El bellísimo reportaje de El Diario de Hoy con fotos de los maquilishuats que todavía adornan el Centro Histórico de la capital nos hace lamentar su desaparición.

Maestra.