El movimiento Hospice y los Cuidados Paliativos

Demos calidad y no cantidad de vida, revirtamos lo reversible y aliviemos lo irreversible. Hagamos todo lo posible con visión positiva planificando la atención

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Por José Mario López Saca

2020-10-16 6:36:20

Cada segundo sábado de octubre se celebra el Día Mundial del Movimiento Hospice y los Cuidados Paliativos. La fecha fue designada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el objeto de hacer más visibles esta especialidad de la medicina que centra su atención en mejorar la calidad de vida de los enfermos con cáncer y enfermedades crónicas-avanzadas, además atender las necesidades de sus familiares y cuidadores. Con gran alegría El Salvador fue calificado como país de nivel 3b en una escala de 4 puntos por la Worldwide Hospice Palliative Care Alliance (WHPCA) en el último Altas Global de Cuidados Paliativos segunda edición 2020. Esto significa que contamos en el país con una provisión generalizada de atención paliativa.
El sábado 10 de octubre veíamos en las redes sociales las diversas celebraciones en los hospitales nacionales donde cada vez más se están haciendo oír estos cuidados. Sin embargo, sigue siendo notoria la necesidad y el desconocimiento de los cuidados paliativos en muchos sectores de la sociedad salvadoreña. El sufrimiento y la desesperanza no pueden seguir siendo el elemento principal en estos pacientes, el alivio y la esperanza debe prevalecer. Este trabajo es responsabilidad de todos, médicos, enfermeras, psicólogos, trabajadores sociales, agentes pastorales y voluntarios.
El cuidado centrado en la persona que proveen los cuidados paliativos busca que cada paciente, único e irrepetible, encuentre el significado de su enfermedad. El paciente quiere ser tratado como persona, necesita que le valoremos como ser humano sufriente, pero con capacidad de sanar su interior, pasando por el alivio del dolor, ahogo, confusión, pérdida de apetito, fatiga, miedo a morir, desanimo, incertidumbre del pronóstico, hasta el alivio espiritual o existencial.
Erradiquemos las frases “ya no hay nada que hacer” hay mucho por hacer con estos enfermos!, los profesionales que los atienden se dan cuenta de la complejidad que implica aliviar a un enfermo oncológico o crónico-avanzado que necesita vivir con dignidad hasta su muerte, y eso se logra tratándolo con actitud de respeto, empatía y compasión, padecer con el enfermo, nos enriquece nos recuerda que somos dos seres iguales y limitados, nos hace vernos necesitados también y solo así desde la humildad de sentirnos débiles vamos a poder ayudar mejor.
Por otro lado, no caigamos en el esfuerzo estoico de “doctor, haga todo lo posible”; hacer todo lo posible con una visión negativa es obstinarse con los enfermos y llevarlos hasta situaciones extremas con tal de darles mas tiempo de vida. Demos calidad y no cantidad de vida, revirtamos lo reversible y aliviemos lo irreversible. Hagamos todo lo posible con visión positiva planificando la atención: preguntando al paciente que quiere, donde quiere morir, oír sus voluntades anticipadas, coordinar el cuidado en domicilio, buscando redes de apoyo en su comunidad y en su entorno.
Siempre hay mucho por hacer, pero para ello, necesitamos llegar tempranamente al enfermo porque la tarea es ardua; en el paciente con cáncer es importante conocerlo desde el momento del diagnóstico y en el paciente con insuficiencia de órgano en el estadio III de las enfermedades crónicas. Si tenemos tiempo, vamos a poder ayudar al paciente a cerrar sus pendientes familiares, espirituales, legales, etc. El paciente que está aliviado de síntomas tiene más ganas de vivir el tiempo que le quede.
Animo a los profesionales que se dedican a esta labor tan especial y agradecida a incorpora en nuestro trabajo diario el autocuidado para que cuidemos mejor, cuidémonos para cuidar y cuidémonos entre todos, en los equipos que laboramos. ¡Muchas felicidades!

Director Medico Hospice La Cima. Centro de Medicina Paliativa.