Redes malignas y falta de criterio en los usuarios

Los administradores de las redes sociales no cancelaron los perfiles de noticias falsas hasta ya ocurrida la masacre. Antes de eso se la pasaron repitiendo que los contenidos denunciados “no infringían las normas comunitarias”.

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Hugo Pérez, técnico de la Selecta en un partido de la Copa Oro 2021. Foto: AFP

Por Mario Vega

2021-07-24 7:59:09

Los rohingyas son una minoría predominantemente musulmana que residen desde hace generaciones en territorio de Myanmar, donde han sido perseguidos por la mayoría budista. El gobierno no los reconoce como ciudadanos de pleno derecho y, en consecuencia, sus derechos humanos son frecuentemente violentados. Myanmar es el país asiático con mayor penetración de Facebook. Las personas se informan por medio de las redes sociales en lugar de los medios de comunicación tradicionales. El problema con Facebook es que tiene tantos beneficios como peligros. Las noticias falsas que se difunden por su medio llegan a muchas personas que no se toman el trabajo de confirmar y menos contrastar las versiones. Para ellos si Facebook lo dice no puede ser mentira, ni se les ocurre que no pueda ser verdad.
En 2017 el grupo nacionalista Ma Ba Tha dobló la cantidad de publicaciones en relación con lo que había hecho en el pasado. Estos extremistas difundieron muchas noticias falsas y memes contra los rohingyas acusándolos de todo tipo de crímenes. Les imputaban, por ejemplo, asesinatos de niños o que en sus mezquitas acumulaban armas con las que atacaban los santuarios budistas, entre otras muchas cosas que nunca ocurrieron. Pero, para la generalidad de las personas, si lo decían las redes sociales era porque era verdad. Esa campaña mentirosa era parte de un plan de ultranacionalistas para implementar una limpieza étnica. La purga de las fuerzas armadas comenzó al noroeste del país y a ellos se sumaron los extremistas budistas que se unieron a la matanza azuzados por el odio de las redes. El resultado, según las Naciones Unidas, fue todo tipo de violaciones a los derechos humanos entre las que se pueden mencionar: 24,000 rohingyas asesinados, 18,000 mujeres y niñas violadas, 116,000 que sufrieron golpizas, 36,000 que fueron arrojados al fuego y un estimado de 700,000 que se vieron forzados a desplazarse a Bangladés, buscando refugio, en lo que ha sido su mayor éxodo hasta la fecha.
¿Cómo pudo ocurrir toda esta tragedia? En un país en donde las personas que ya de por sí estaban dispuestas a creer todo lo malo que se dijera de una minoría, recibieron una lluvia constante y creciente de discursos de odio que confirmaban lo que querían creer. Fueron tantos los mensajes y las noticias falsas que no tuvieron tiempo de confirmar su veracidad. Además, no tenían interés en hacerlo, solo querían justificar los odios que habían construido sobre supuestos. Los administradores de las redes sociales no cancelaron los perfiles de noticias falsas hasta ya ocurrida la masacre. Antes de eso se la pasaron repitiendo que los contenidos denunciados “no infringían las normas comunitarias”.
Lastimosamente, hay personas para quienes no existe una frontera entre el mundo de las redes sociales y la vida real. Para ellos, las mentiras y los memes no son solo una tontería del mundo virtual, son realidades que creen a pies juntillas y sobre las que deciden actuar. En las redes no hay nada inocuo, usadas sin responsabilidad pueden conducir a atrocidades. Cuando las personas no tienen información suficiente creen cualquier cosa que las redes digan. Renuncian a reflexionar y, en general, a elaborar sus propias conclusiones. A partir de ese punto, son solo instrumentos en manos de irresponsables sin escrúpulos que los manipularán a conveniencia de sus propios intereses.

Pastor General de la Misión Cristiana Elim.