Algo huele podrido en CAPRES

El show bufo que constituyó la conferencia de prensa de CAPRES del pasado jueves 24 de septiembre de 2020, en la que el conferencista nos mostró, por un lado, el menosprecio que tiene hacia la institucionalidad de la Presidencia de la República y, por otro lado, dio “cátedra” de cómo las personas NO deben comportarse en público, pues se dedicó, en esencia, en medio de desvaríos, a denigrar e insultar personas, instituciones públicas y medios de comunicación, a propalar mentiras, burlas y menosprecios

descripción de la imagen
Gerardo Muyshondt. Foto EDH

Por Enrique Anaya

2020-09-27 5:39:56

PUESIESQUE…aprovecharé una famosa frase que aparece en esa obra cumbre de la literatura que es La tragedia de Hamlet, Príncipe de Dinamarca, en la que un amigo de Hamlet, poco antes de aparecer el fantasma del rey, padre del príncipe, dice: “Algo huele a podrido en el estado de Dinamarca”.
Con esa poderosa -y olorosa- metáfora, Shakespeare hace referencia a la pérdida de valores en el Estado, al predominio de la vileza y la corrupción en los dirigentes políticos.
Pues, de modo semejante, con la serie de acciones, omisiones y declaraciones que este mes han acontecido en la actual administración presidencial (CAPRES), se está generando un hedor que está dejando en evidencia los propósitos autoritarios de CAPRES, mostrando su objetivo de establecer un régimen político personalista, una combinación de caquistrocracia (el gobierno de los peores) con cleptocracia (aprovechamiento personal de los recursos estatales).
Veamos algunos de esos sucesos:
Primero: la insistencia de una reforma constitucional de calado, revisando desde el preámbulo hasta el último artículo, dejando abierta la posibilidad de una “asamblea constituyente”, y todo hecho en secreto. A leguas se nota que la finalidad última de ese proyecto de reforma es crear las condiciones para una reelección presidencial, así como profundizar el hiperpresidencialismo que ya padecemos, esto es, en definitiva, desmontar los pilares democráticos del Estado salvadoreño (al grado que, fuera de CAPRES, únicamente un destacado abogado ha aceptado formar parte del equipo que estudie la eventual reforma).
Segundo: la negativa del Ministerio de Defensa (FF.AA.) a permitir la práctica de una diligencia judicial, con lo que CAPRES está ninguneando a todo el Órgano Judicial, incluyendo la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y sus Salas, magistrados y jueces. Las explicaciones elaboradas por CAPRES para tan grave afrenta al sistema judicial son tan disparatadas y extravagantes, que únicamente se comprenden (por supuesto, no se comparten) si tenemos en cuenta que seguramente son producto de los señores que dicen formar el equipo jurídico de CAPRES, esos que les encanta retozar entre inconstitucionalidades, ilegalidades y tinterilladas.
Tercero: el grotesco actuar del Órgano Ejecutivo con relación a la exigencia de presentación de prueba PCR negativa y no admisión de los salvadoreños que quieren ingresar al país, tanto por la improvisación de la medida, los sucesivos cambios de criterios por parte de las autoridades de salud, migratorias y aeroportuarias (en una semana, 5 veces) y las inverosímiles explicaciones, como por el notorio incumplimiento a una resolución de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (SCn/CSJ). La infeliz e infructífera excusa que CAPRES inventó para justificar la desobediencia a orden judicial, solo se explica porque en lugar de leer únicamente el inciso primero del artículo 5 de la Constitución, también deben leer el inciso 3º del mismo artículo. El problema es que parece que los funcionarios de CAPRES están incapacitados para leer más de 280 caracteres…y cuando van por los 150 ya están agotados.
Cuarto: el show bufo que constituyó la conferencia de prensa de CAPRES del pasado jueves 24 de septiembre de 2020, en la que el conferencista nos mostró, por un lado, el menosprecio que tiene hacia la institucionalidad de la Presidencia de la República y, por otro lado, dio “cátedra” de cómo las personas NO deben comportarse en público, pues se dedicó, en esencia, en medio de desvaríos, a denigrar e insultar personas, instituciones públicas y medios de comunicación, a propalar mentiras, burlas y menosprecios.
Así que, definitivamente, algo huele a podrido en CAPRES, ya que, como dice la sabiduría popular: “El Estado es como el pescado, se pudre primero por la cabeza”.

Abogado constitucionalista.