A la Asamblea Legislativa: necesitamos una nueva Corte de Cuentas

Si no se cuenta al frente de la CCR a personas independientes, honestas, calificadas, y sobre todo dispuestas a actuar con firmeza y valentía frente a la corrupción, lo lamentaremos mucho. La decisión que tome cada uno de los diputados/as tendrá trascendentales consecuencias.

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Juan Adonay Polanco Cabrera es custodiado para que aborde el avión que lo transportó a Virginia, Estados Unidos. Foto Twitter: @FGR_SV

Por Roberto Rubio-Fabián

2020-08-18 6:15:25

La Corte de Cuentas de la República (CCR) es una institución clave para combatir la corrupción y los dineros mal habidos. Hoy más que nunca, esta institución cobra más relevancia que en otros tiempos, ya que el combate a la pandemia del COVID 19 ha relajado y debilitado los controles institucionales, y ha hecho fluir alegremente miles de millones de dólares, por cierto, adicionales al presupuesto más alto de nuestra historia (más de 6 mil millones de dólares). Todo ello, amén de los siempre presentes y activos sobornos, así como de la existencia de las enormes fortunas que mueven las actividades ilícitas, especialmente el narcotráfico.
Dentro de unos días se tendrá, por parte de la Asamblea Legislativa (AL), la elección de los funcionarios que presidirán la Corte de Cuentas. Una elección clave para el combate a la galopante corrupción que enfrenta nuestro país. Será también la última oportunidad que tendrá la actual Legislatura para elegir funcionarios de tanta importancia para la vida nacional.
Históricamente, la Corte de Cuentas (CCR) no ha sabido contar bien las cuentas. Ha sido parte del reparto institucional entre el gobierno de turno y sus partidos aliados en la AL. La elección de la Presidencia de la CCR y sus magistraturas se ha venido haciendo dentro de las oscuras tuberías donde circulan el clientelismo y los mezquinos intereses partidarios. Desgraciadamente, no se ha podido avanzar mucho en la lucha contra la corrupción, pues han existido frenos instalados dentro del mismo vehículo encargado de combatirlo.
Hoy más que antes es necesario el contrapeso de la CCR, sobre todo que corremos el riesgo de enfrentar un gobierno autoritario, sin fuertes resistencias institucionales, y con alarmantes señales de corrupción tal como lo han venido revelando varios medios serios de comunicación. De ahí que se requiere de una CCR calificada, independiente, y sobre todo firme y valiente para hacer frente a las presiones del poder establecido.
La actual CCR ha estado lejos de esa firmeza y valentía. Sus intervenciones han sido tímidas, por no decir otra palabra. A pesar de tener leyes y reglamentos que le facultan actuar con “decisión y firmeza” (como rezaba el slogan principal de la que fue la campaña electoral del ex Presidente Coronel Molina), no ha querido ir adelante en las investigaciones. A diferencia de otras instancias de control, el problema de la CCR no ha sido un problema de falta de dientes, sino de voluntad de querer morder como se debe. En varias ocasiones hemos apreciado cómo ante las demandas de información de la CCR a algunas instancias gubernamentales, tanto del anterior como de éste gobierno, la CCR se ha conformado/acobardado con las respuestas de las correspondientes autoridades y ha salido con la cola entre la patas. Esto no puede seguir así.
Por eso los diputados/as de la AL deben reflexionar bien a quién elegir. Las recientes actuaciones de algunas de las personas que dirigen la CCR están hoy determinadas por la búsqueda de su reelección, la cual sin duda depende de la oposición. No es de extrañar entonces que estén ahora más interesados de complacerla y, por ende, de estar en mayor disposición de pedirle cuentas al gobierno. Pero si no lo hicieron antes ¿por qué confiar en que lo harán después de que salgan reelectos? No hay evidencia que permita considerar que cambiarán su achicopalado proceder ante el poder de turno. Menos lo harán frente a un gobierno autoritario, y en un contexto donde tendremos una Asamblea Legislativa en la que la oposición ya no tendrá la fuerza que tiene ahora.
Si no se cuenta al frente de la CCR a personas independientes, honestas, calificadas, y sobre todo dispuestas a actuar con firmeza y valentía frente a la corrupción, lo lamentaremos mucho. La decisión que tome cada uno de los diputados/as tendrá trascendentales consecuencias. Con una mala elección, los diputados/as serán los responsables de dejarle la puerta abierta a la opacidad, a la corrupción y a la impunidad. Con una buena elección nos podrán dejar una nueva y fortalecida CCR, a la que no le tiemble la mano a la hora de investigar y procesar al funcionario corrupto.
Esperamos que el FMLN y sobre todo ARENA no cedan a las componendas y conveniencias políticas partidarias, y que juntos escojan los más idóneos para las actuales circunstancias. No será fácil, pues por lo que sabemos no hay mucho donde escoger y tampoco muchas garantías de que los más potables vayan a desempeñarse posteriormente como se debe. A pesar de ello los legisladores tienen la responsabilidad histórica de hacer el esfuerzo y escoger a los mejores.

Economista

Director de FUNDE y Representante de Transparencia Internacional