Lucha contra el cáncer en El Salvador. Un poco de historia

Y continúa en el 2020 la larga fila de pacientes que llegan a los hospitales con cánceres en etapas avanzadas... la mayoría son de los más pobres, los abandonados, los postergados por la sociedad

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Donald Trump . Foto / AFP

Por Rodman López Arias

2020-11-03 6:27:55

A finales de 1925, el Dr. Arturo Reyes regresó de París, donde había realizado estudios sobre el tratamiento del cáncer con metales radioactivos. Trajo consigo 64 mg de Radium para el Hospital Rosales. En 1926 trató los primeros 16 casos en diferentes localizaciones corporales y durante 10 años trató junto con un cirujano y un odontólogo a 534 pacientes, la mitad de ellos con cáncer de cérvix.
Corría el año de 1935, el tratamiento del cáncer se realizaba principalmente con cirugía y radium-terapia. El Dr. Alonso Velasco, siendo presidente de la Sociedad de Beneficencia Pública, propuso en la sesión del 11 de septiembre que se iniciara una campaña anticancerosa auspiciada por esa institución con el objetivo de fundar un dispensario anticanceroso en el Hospital Rosales, comprar 100 miligramos de Radio por un valor de $5,000.00 (12,500.00) y adquirir una máquina de radioterapia profunda a base de rayos X que costaría varios miles de dólares.
Para este propósito se formó una comisión integrada por el mismo Dr. Velasco y los Dres. Carlos González Bonilla y Arturo Reyes, quienes giraron atenta invitación a los 80 médicos de San Salvador para reunirse el 31 de enero de 1936 para organizar la Liga Nacional Anticancerosa (LNA). Concurrieron 35 invitados.
Abrió la sesión el Dr. Velasco, quien entre otras cosas, dijo: “Distinguidos colegas, los que trabajamos en el Hospital Rosales tenemos la ocasión de encontrarnos con cánceres de diferentes formas y localizaciones, pero particularmente con el cáncer más frecuente, el del cuello uterino …… estos casos se presentan generalmente en estado lamentable; raras veces llegan cuando el cáncer inicia su período de invasión y todavía es posible una curación real y efectiva. Triste es la situación de estas desdichadas mujeres, condenadas a morir en breve plazo, y más triste e impresionante todavía, la del cirujano que cruzado de brazos se ve impotente para arrancar de la muerte aquellas vidas. Esto pasa a humildes gentes de hospital, pero también suele ocurrir a señoras de distinción social, y esto es igual para cánceres de otras localizaciones. En otros países se han realizado campañas anticancerosas, con magníficos resultados, disminuyendo la mortalidad ocasionada por esta cruel dolencia. Para nosotros ha llegado el momento de preocuparnos seriamente por combatir este terrible flagelo”.
Como resultado, se organizó la LNA con la ayuda de médicos y otros profesionales, comerciantes, banqueros, militares, agricultores y toda persona con deseo de incorporarse, incluyendo el Alcalde, Gobernador, directores de los periódicos Latino, Patria y La Prensa y como socios honorarios el Presidente de la República, ministros y subsecretarios de Estado, Arzobispo de El Salvador, Obispos de San Miguel y Santa Ana, haciendo hincapié en que era necesario comprar un aparato de radioterapia profunda y radium. También se decidió enviar al Dr. Ricardo Posada a hacer un curso de oncología y lucha anticancerosa a La Habana, Cuba.
Durante el año 1937, la LNA trabajó intensamente y a principios de 1938, cuando regresó el Dr. Posada, ya se tenían comprados el radium e instalado el equipo de radioterapia. En noviembre de 1938, en el V Congreso Médico Centroamericano el Dr. Posada expresó que “a pesar de que se hacen cada vez más curaciones, la mortalidad por cáncer gana terreno a pasos agigantados y definitivamente no hemos logrado conseguir la ayuda de los médicos generales para librar juntos la batalla contra el cáncer”. A partir de entonces, el empuje de la LNA decayó hasta desaparecer…
El Dr. Reyes continuó trabajando hasta 1950 cuando presentó a la Asamblea Legislativa la solicitud de la creación de un Instituto Salvadoreño del Cáncer, petición que fue rechazada; comprendió que de nada había servido todo el esfuerzo por concientizar a la sociedad salvadoreña sobre el problema del cáncer y comprendió también que los objetivos de la LNA fueron muy limitados desde el inicio, se centró en la adquisición de una máquina de radioterapia y se perdió de vista el aspecto más importante de la lucha contra el cáncer: la educación permanente del público y del personal de salud en la prevención primaria para evitar que el cáncer aparezca y la prevención secundaria para detectarlo y tratarlo tempranamente…
…Y continúa en el 2020 la larga fila de pacientes que llegan a los hospitales con cánceres en etapas avanzadas… la mayoría son de los más pobres, los abandonados, los postergados por la sociedad….siempre los mismos… (*Infante Díaz, S: Cáncer en El Salvador, Mined, Dirección Nal. de Publicaciones, El Salvador, 1964).

Cirujano Oncólogo.