Un día después del mañana

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Kelly Aann Prosser secuestrada en 1982. Foto Fiscalía General de Ohio

Por Carlos Balaguer

2020-06-28 4:18:59

La lejana y casi incierta Humanidad del Siglo XXI quedaría en la memoria de los tiempos, borrándose en el sueño de ayer con sus cruentas y tristes guerras de conquista. Su industria y tecnología armamentista hubo de ser el sombrío factor de misma caída y decadencia. Pero los largos siglos habrían de transcurrir en el silencio de la Nada estelar y humana. Un día después del mañana el santo y maravilloso mundo de la paz vendría a redimir al ser humano y a devolverles el paraíso perdido de su perdida odisea.

El “Tercer Cielo” del evangelio sánscrito amaneció en el alba esplendorosa del amor humano, divino e interestelar. Los humanos nacerían bajo el signo de una sola creencia estelar, compartiendo el planeta sin tiempo en santa paz, piedad, armonía y felicidad. Verían la vida como la dádiva más preciada del ser. “Lagu” —que significa “Luz— y “Parvati” —diosa de la Tierra—fueron los primeros seres transhumanos que fundaron aquel nuevo tiempo interestelar. El sol de un nuevo día iluminó los confines. Indra y Karuna se perdieron en el desierto de esta leyenda olvidada en las constelaciones de la imaginación divina. ( y LXII)