El hombre que esperaba el mar

Estrellas en la playa de plomo dejaba la marea en bajamar. Después llegaba la noche con su marea de estrellas diamantinas. Así, bordeando el viejo mar, caminé bajo la luz de los astros como una sombra más que saliera del mismo océano. Fue cuando vi a un viejo pescador sentado sobre un risco. Veía fijamente hacia el mar con una expresión de infinita nostalgia. “¿Por qué estás triste, hombre del arrecife?” -pregunté. “Espero que vuelva la marisma -respondió. Pero han pasado las horas, los días y los años y no vuelve.” “¿Y qué haces con tus redes vacías?”-continué. “No pesco peces, sino sueños” -contestó. Entonces vi un raro resplandor en los trasmallos. “Es el brillo de mis sueños -me aclaró. Sólo que no pueden despertar. Un sueño sin mareas no puede volverse realidad. Espero un mar que no volvió. Era de negros cabellos y un mirar de estrellas. Se fue en un navío, jurando regresar. Pero hay barcos y amores que no vuelven.” De pronto las velas de un bajel aparecieron en sus ojos y los peces del trasmallo empezaron a resplandecer. “¡Vuelve cada noche! -expresó jubiloso. Pero al amanecer desaparece como todos mis sueños.” Sus redes estaban vacías pero el viejo pescador sabía que continuaban allí. (de “Historias de un Lejano Mar”)