Estaciones de la vida

En las regiones nórdicas y australes del planeta el año solar se divide -como sabemos- en cuatro estaciones: Primavera, Estío, Otoño e Invierno. El ser humano -ya filósofo, poeta o persona común- ha identificado estos cuatro episodios naturales como un símil de su propia existencia. Así, la metáfora de la semejanza entre los cambios de estación y nuestras vidas se remonta a los tiempos lejanos de la poética y retórica de Aristóteles de Estagira, Grecia. La definición común de las edades del Hombre: “Si la juventud es la primavera de la vida, la madurez es el estío, el otoño la vejez y el invierno, el final de la existencia.” El día solar ejemplifica por igual nuestro transcurso por la vida: Amanecer (Nacimiento); Mediodía cenital (Juventud, Madurez); Atardecer (Vejez) y noche (Muerte). Pero esos cuatro ciclos del año y de nuestras vidas también aluden al concepto místico circular del cosmos y la existencia: nacer, vivir, morir y renacer. Según el Calendario Cósmico estamos saliendo de la “noche cósmica” para adentrarnos en el “día cósmico” de un nuevo renacer individual o de la Humanidad. Este calendario de los orígenes de nuestro planeta resume millardos de años en doce meses. ¡La aparición del Hombre ocurre la noche del último día! <“El Espantapájaros sin Paraíso” C. Balaguer-Amazon>