Nobel de la Paz con rostro de periodismo

El Comité Noruego del Nobel dijo que María Ressa, de Filipinas, y Dmitry Muratov, de Rusia, son galardonados por sus “esfuerzos para salvaguardar la libertad de expresión, que es una precondición para la democracia y la paz duradera”.

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La militarización en la zona ocurre 40 años después de perpetuada la masacre de miles de campesinos a manos del batallón Atlacat como parte de los operativos militares de "tierra arrasada". Hombres, mujeres y niños inocentes fueron las víctimas en diciembre de 1981. Foto EDH/ Jonatan Funes

Por Carlos Domínguez

2021-12-10 3:52:21

Un ambiente de adversidad cada vez más creciente para la democracia y la libertad de prensa en el mundo, y la valentía ante abusos del poder, sintetizan el significado del premio Nobel de la Paz 2021 otorgado a dos periodistas.

El Comité Noruego del Nobel dijo que María Ressa, de Filipinas, y Dmitry Muratov, de Rusia, son galardonados por sus “esfuerzos para salvaguardar la libertad de expresión, que es una precondición para la democracia y la paz duradera”.

Ressa cofundó en 2012 de Rappler, una empresa de medios digitales para el periodismo de investigación. Ha publicado sobre la campaña contra las drogas que impulsa el presidente de Filipinas, Rodrigo Durterte, marcada por actos arbitrarios que ha desatado elevados niveles de violencia contra la población civil. También ha demostrado cómo las redes sociales son utilizadas para difundir información falsa, acosar a opositores y manipular a la opinión pública.

Muratov cofundó en 1993 el periódico independiente Novaya Gazeta, en el que han sido publicados abusos oficiales y casos de corrupción. Desde 1995 es el editor jefe, lo ha convertido en el periódico independiente más importante de Rusia. Ha publicado artículos críticos sobre corrupción, violencia policial, fraude electoral, arrestos ilegales, fraude electoral y “fábricas de trolls”, hasta el uso de fuerzas militares rusas tanto dentro como fuera de Rusia.

Tal trabajo ha tenido costos muy elevados: seis reporteros de Novaja Gazseta han sido asesinados. La labor de María Ressa ha convertido al sitio Rappler en objetivo de los seguidores del presidente filipino, y ella misma ha sufrido ataques. Enfrenta varios procesos judiciales en su país, y diez órdenes de captura
La hostilidad hacia la prensa es un signo característico de estos tiempos. La retórica anti medios, acoso, violencia y ataques contra periodistas van en aumento. Las mujeres periodistas afrontan la peor parte. Una situación que muestra el doble filo de la tecnología: herramienta que agiliza la comunicación en tiempo real, usada con frecuencia para engañar, alimentar la violencia y el odio.

Situaciones como las de los periodistas galardonados le dan rostro y nombre a las cifras: El Comité de Protección a Periodistas registra encarcelamiento de 274 comunicadores en 2020. Reporteros Sin Fronteras ha documentado que en este 2021 se ha llegado a la cifra record de 37 gobiernos que se han convertido en “depredadores de la libertad de expresión”.

Los mecanismos han sido variados. Desde la censura directa o indirecta, encarcelamiento arbitrarios, incitación a la violencia. El Fondo de las Naciones Unidas para la Educación Ciencia y Cultura (UNESCO) advierte que cada cinco días muere un periodista en el mundo, crímenes que son cubiertos por el manto de la impunidad.

El Premio Nobel de la Paz a periodistas pone en vigencia la necesidad de reflexionar y poner un alto a un estado de cosas que muchos, interesadamente, pretenden instaurar como normal. Como ha dicho António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, “las falsedades triunfan sobre los hechos y esto no puede convertirse en la nueva normalidad. El periodismo libre e independiente es nuestro mayor aliado en la lucha contra la información falsa y la desinformación”.

La concesión del Nobel en sí no resuelve los problemas que afronta la libertad de expresión, pero en términos amplios la coloca como la mejor defensa que puede tener una sociedad ante el avance de guerras, conflictos, mentiras, manipulaciones y desinformación emitida y fomentada por los Estados. Además da relevancia a la importancia del periodismo para el desarrollo de las sociedades, y los peligros que implica ejercerlo en función de un derecho humano inherente a toda persona.
Periodista