Lo que está ocurriendo con los devastadores precios del café lo podríamos llamar la paradoja del café. La bebida elaborada nunca antes ha sido tan popular; sin embargo, el precio del grano de oro está en su punto más bajo, por más de una década. Los precios se han hundido ante la expectativa de otro excedente de la cosecha mundial de café este año. Más que cualquier otro, el país detrás de ese exceso es Brasil el que ha ampliado su participación en la cosecha de café del mundo.
Brasil ha robado participación dentro del mercado centroamericano, debido a la investigación y desarrollo patrocinados por el Estado; catalizado por la eliminación gradual de métodos de recolección mecanizada sobre métodos seleccionados a mano en otros lugares.
Además, cuando la moneda de Brasil se deprecia también se abarata el café que Brasil vende en dólares al resto del mundo. El real es un 60% menos valioso en comparación con el dólar. Por ello, las causas fundamentales de los bajos precios del café en dólares las encontramos en la alta productividad brasilera, el dólar fuerte y el real brasileño débil. Prácticamente, Brasil está sub-cotizando los costos globales.
Cuando los precios de café caen por debajo de un dólar por libra, algunos agricultores se enfrentan a recortes de gastos en fertilizantes y pesticidas; por ende, sus cultivos se vuelven débiles y los del próximo año tienen una mayor incidencia de fracaso. Pero la gente se olvida de la sostenibilidad económica de los productores. Los centroamericanos emigran a Estados Unidos y los africanos se mudan a Europa, porque los precios del café son demasiado bajos. ¿Y pueden los precios seguir bajando? Algunos analistas señalan que se pronostica un pequeño déficit global entre la oferta y la demanda en la temporada que termina en el 2020, ya que técnicamente es una temporada fuera de ciclo en Brasil; con una producción que cae a medida que las plantas se recuperan. Por otra parte, tanto agricultores, científicos agrícolas y funcionarios de la industria dicen que una nueva amenaza está contribuyendo en arruinar las cosechas, alterar vidas y aumentar el aumento de familias que migran a los Estados Unidos: el cambio climático. Y sus preocupaciones son compartidas cada vez más por los científicos del clima.
Las temperaturas que aumentan gradualmente, los fenómenos meteorológicos más extremos y los patrones cada vez más impredecibles (como la lluvia que no cae cuando debería y las grandes tormentas cuando no debería), han interrumpido los ciclos de crecimiento y promovido la implacable propagación de plagas.
Centroamérica se encuentra entre las regiones más vulnerables al cambio climático, y como la agricultura emplea a gran parte de la fuerza laboral, según el Banco Mundial, los medios de vida de millones de personas están en juego. El año pasado, el banco informó que el cambio climático podría hacer que al menos 1.4 millones de personas huyan de sus hogares en México y Centroamérica y emigren durante las próximas décadas.
Estados Unidos ha asignado decenas de millones de dólares en ayuda en los últimos años para los agricultores en Centroamérica, que incluye esfuerzos para adaptarse al clima cambiante. Sin embargo, Trump ha dicho que cortará toda la ayuda externa a Honduras, Guatemala y El Salvador, debido a lo que él llama: “incapacidad para frenar el flujo de migrantes hacia el Norte”.
Una libra de granos de arábica variedad Premium, preferida en la mayoría de las cafeterías, se ha estado vendiendo por menos de US$1.00; pero los bebedores de café, podrían no haber notado ninguna diferencia alguna en el precio, dada la prevalencia del café con leche de US$5.00.
Exministro de Economía.