La Amazonía: crisis de nervios entre Francia y Brasil

Sin duda ha sido un choque entre dos visiones del mundo, del papel político, entre dos personalidades que hoy en día parecen incompatibles.

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Foto EDH / Jorge Reyes

Por Pascal Drouhaud

2019-09-15 5:00:19

Apenas la cumbre regional de Leticia, Colombia, con 6 de los 9 países implicados en el tema de la Amazonía (Colombia, Venezuela, Surinam, Guyana, Francia (Guyana francesa) Brasil, Perú, Ecuador, Bolivia) se acabó, varias tensiones resurgieron.

Con el Pacto de Leticia se comprometen a tomar medidas contundentes para proteger la Amazonía, un lugar donde se concentran más de la mitad de los bosques tropicales del planeta y que provee poco más del 20 % del agua dulce.
En pocos días la Asamblea General de la Organización de las Naciones unidas (ONU) discutirá el Pacto de Leticia.

Desde agosto, los incendios en la Amazonía brasileña, tanto como boliviana, despertaron una forma de alerta colectiva sobre la deforestación en el mundo. Generó una aceleración de conciencia sobre una realidad que pone en relieve la oposición entre varias visiones del crecimiento económico que parecen incompatibles. Y esta realidad se cristalizó en estas últimas semanas en las relaciones entre los presidentes de Brasil, Jaír Bolsonaro, y de Francia, Emmanuel Macron.

Las relaciones políticas entre los dos Jefes de Estado están tensas. Es el resultado a la vez de dos visiones del compromiso político, económico y de responsabilidad global. Por cierto, las relaciones entre los dos países son fuertes: es con Brasil que Francia tiene su frontera más grande con un país extranjero, 730 kms de frontera común, a través de la Guyana francesa, volviendo estos dos país vecinos. Más de 1000 empresas o representaciones francesas ejercen en Brasil, procurando más de medio millón de empleos. Francia es el sexto país inversionista en Brasil. Hay una relación estratégica definida en las Presidencias de Jacques Chirac (1995-2002/ 2002-2007) y Nicolás Sarkozy (2007-2012). Brasil sigue siendo el principal mercado de Francia en América Latina y el primer país destino de las inversiones franceses de conquista de mercado en el Continente. ¿Y qué decir de la cooperación científica, cultural y en muchos otros rubros? Sin duda ha sido un choque entre dos visiones del mundo, del papel político, entre dos personalidades que hoy en día parecen incompatibles.

Cada uno de los Jefes de Estado considera haber sido insultado por el otro y las relaciones políticas están gravemente alteradas por haber tocado a las personas y no tanto a las estructuras de Estado.

Insultos contra la Primera Dama francesa, Brigitte Macron, convicción de parte de Francia de una intención agresiva de parte del Presidente brasileño, todo revela el choque entre una visión soberanista sobre todos los temas, incluyendo el medioambiental, y otra visión más liberal, con un compromiso compartido sobre temas globales como el de la Amazonía.

En breve, el presidente Bolsonaro considera que la soberanía de Brasil sobre la Amazonía no es un tema de discusión (Brasil controla 60% de la selva) y el modo de desarrollo cuando Francia está sobre una visión de co-responsabilidad, de compromiso compartido entre los Estados a la hora de la urgencia climática.

Mas allá de la relación personal, lamentablemente impactada, Brasil considera y reafirmó en Leticia durante la cumbre regional (que no incluyó a Venezuela y Francia) que el esquema de desarrollo económico depende exclusivamente, sobre el territorio amazónico brasileño, de Brasilia. Por cierto, legalmente, técnicamente, el Derecho Internacional está apoyado sobre el concepto de la soberanía nacional. El tema lleva más, para Francia, sobre la co-responsabilidad de los países por lo menos a dos niveles : la presencia geográfica y necesaria cooperación sobre el tema medioambiental, el pensar nuestro modo de vida y el planeta dentro de varios decenios y prevenir unos peligros.

Ahora bien, aquí están los límites del sistema: Brasil, que vivió estos últimos años una crisis económica profunda, quiere volver a un nivel de crecimiento que permite una creación de empleos fuerte ( más de 4%). Se perfila como el primer proveedor en productos agrícolas del mundo en 2024. Es decir, más ganado, más producción de agrumas y entonces, más de espacios productivos. Lo necesita para su propio desarrollo, siendo la primera economía de América Latina.

En Europa, a pesar de necesitar de los productos brasileños, se está pensando, por ejemplo, la ciudad del mañana: una movilidad sin producción de contaminantes, una ciudad digitalizada, con una mejor administración del agua que será reciclada, por ejemplo.

Ya se piensa el empleo de la mitad del siglo, fuentes nuevas de producción, nuevas materias eco-compatibles para acabar, por ejemplo, con el plástico que ha vuelto como una amenaza ambiental. Incluso, se está hablando de “reindustrialización” cuando durante años las empresas “dividieron” el mundo en función de potencial de producción. Es un nuevo modo de funcionamiento que pueda ser más allá de la realidad física presente de economías como la de Brasil que contestan al mercado nacional con clientes mundiales que obligan a un esquema de producción poco compatible con la preservación de un medio ambiente que tiene, por su parte, consecuencias globales.

Amazonía, con sus 5.5 millones de km2, absorbe por ejemplo, 14% del Co2 mundial, biodiversidad excepcional representando 1 especie sobre 10 en la Tierra, la Amazonía tiene consecuencia sobre la regulación del clima. Y aquí es el punto : afirmarlo supone un compromiso de varios actores, rompiendo con la soberanía que constituye la frontera política, psicológica e identitaria intransitable para el presidente Bolsonaro, que hizo campaña sobre la idea de un Brasil más fuerte contando sobre sus propios recursos.

¿Qué pasará en este contexto ? La cumbre de Leticia en Colombia mostró que Brasil tiene una influencia fuerte en América Latina : logró insertar en la declaración final la idea de la soberanía sobre los territorios propios amazónicos, es la condición de principio. Llamando el Pacto a una mejor cooperación entre los países vecinos, el texto perdió de su fuerza. Será examinado durante la próxima Asamblea general de la Organización de las Naciones Unidas.

La Unesco, la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura se comprometió en reforzar los instrumentos en favor del respeto de la selva como “patrimonio mundial”. Son decisiones y voluntades importantes, pero el tema que reveló la confrontación entre los Jefes de Estado francés y brasileño son los límites de nuestro sistema económico que implican países productores y consumidores, es decir, un modo de vida, el consumo, proyectado como el símbolo del éxito social. Será todo un proceso cultural, económico, social, que se tiene que pensar y aplicar ahora que estamos en la era numérica. Tomará tiempo, aunque parece ineluctable, mientras las selvas corren el riesgo de seguir siendo consumidas.

Politólogo, especialista francés en relaciones internacionales, presidente de la Asociación Francia-América Latina (LATFRAN)..