Medio Oriente: histórico cambio geopolítico en marcha

Sin duda, los Acuerdos Abraham y la “diplomacia a marcha forzada” que alimentaron han sido un evento clave para la remodelación del Medio Oriente contemporáneo.

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Paolo Lüers. Foto EDH/ archivo

Por Pascal Drouhaud

2020-12-19 10:19:56

¿Estará el Medio Oriente y, con él el mundo árabe, viviendo un cambio histórico ? ¿Estará tomando un nuevo giro el equilibro político regional ? Desde el 15 de septiembre pasado, a raíz de la firma de un tratado de paz entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos, tanto como de una declaración de paz con Baréin, el mapa geopolítico medio-oriental está cambiando.
Los Acuerdos Abraham oficializaron una evolución histórica: los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein se volvieron tercero y cuarto países árabes en normalizar sus relaciones con Israel. En 1978, los acuerdos de Camp David oficializaron la paz con Egipto, evento político que costó la vida al presidente Anwar el-Sadat en octubre de 1981. Jordania tomó el rumbo de la paz en 1994.
Con estos acuerdos, Israel amplia sus relaciones diplomáticas y políticas en una región que vivió erupciones desde decenios. Alivia su aislamiento en cuanto al tema palestino mientras los Emiratos Árabes Unidos se posicionan en el centro geopolítico regional. Todos tienen como pantalla de fondo las tensiones provocadas por las estrategias de Irán y Turquía.
La posición de Baréin no pudo conseguirse sin el acuerdo de Riyad. Es una señal muy fuerte de Arabia Saudita hacia sus aliados norte americanos, para afirmar una posible normalización, en un proceso político, con Israel. La sola perspectiva constituye un terremoto y demuestra cuando cambia el mapa político regional.
¿Serán estos acuerdos una forma de contener a Irán en su marcha al potencial nuclear o una realpolítica en la cual la causa palestina, que reguló el juego regional desde decenios, ya no será el punto clave geopolítico ? El Estado hebreo considera una alianza con estos países como la mejor defensa contra la hostilidad iraní. A la vez, estos países ofrecen tantos nuevos mercados para la innovación tecnológica israelí mientras ellos miran con preocupación la voluntad de Teherán en acceder al potencial nuclear militar. La realidad que aparece revela la amenaza inmediata que representa Teherán, haciendo pasar al segundo plano el tema palestino. El asesinato de uno de los más altos responsables del programa nuclear iraní, Mohsen Fakhrizadeh, el 27 de noviembre, es la demostración de la gravedad de la situación.
Contener a Irán ha sido uno de los elementos esenciales de la diplomacia estadounidense bajo la administración del Presidente Donald Trump. Se rompió la línea del “statu quo” que prevalecía hasta ahora con Israel. Es probable que otros países sigan en los próximos meses con esta dinámica. La política de “la diplomacia a marcha forzada” permite a Israel atrasar aún más el supuesto reglamento del tema palestino. Y ahora son los Emiratos Árabes Unidos los que aparecen como nuevos aliados estratégicos de los Estados Unidos en la región. Arabia Saudita tendrá que adoptar nuevas posiciones para seguir influyendo.
Los acuerdos Abraham son un revés para la iniciativa de paz que Arabia Saudita inició en 2002: una normalización de los países árabes con Israel a cambio de un retiro completo de los territorios ocupados en Cisjordania desde 1967, tanto como la creación de un Estado palestino sobre los territorios de Cisjordania y la franja de Gaza, con Jerusalén Este como capital. Hoy en día esta línea esta caduca de facto.
La nueva realidad abierta con los EE.UU., obliga a Arabia Saudita a iniciar una nuevo posicionamiento, mensaje entendido y mandado por Riyad a través de la normalización con Bahrein. Tampoco, los acuerdos Abraham han sido denunciados por la Liga Árabe u otras capitales árabes. Al contrario, Sudán declaró que deseaba llegar a un acuerdo con Israel. Desde el 13 de diciembre pasado no forma parte de la lista de los países que apoyan el terrorismo. El cambio empezó en 2019 con la caída del ex-presidente Omar El Bechir y se aceleró en estas últimas semanas.
Las últimas declaraciones de Sudán revelan la fuerza del cambio geopolítico en curso, pues fue en 1967, en la capital Khartum, donde se firmó la resolución histórica de la Liga Árabe afirmando un “no, a la negociación con Israel, no al reconocimiento de Israel”.
Washington espera ver surgir un frente árabe como una muralla regional frente al expansionismo de Teherán. Estados Unidos aconseja a Arabia Saudita, Egipto, Bahrein y Emiratos Árabes Unidos concluir sus tensiones con Qatar y reforzar el frente disuasivo y preventivo frente a Irán. La voluntad de una nueva definición del juego político llevó a los Estados Unidos a reconocer la autoridad de Marruecos sobre el Sahara Occidental a cambio de una normalización del Reinado marroquí con Israel.
El desacoplamiento del tema palestino y de la normalización con varios países árabes llevó la Autoridad Palestina a hablar de traición. Unas de las consecuencias políticas pueden ser una aceleración de la recuperación por Irán y Turquía, de la cuestión palestina. La reacción de estos dos países, potencias regionales chiíta y sunita, revela una convergencia política, haciéndolos aparecer como los últimos apoyos a la “causa palestina”.
Podrían acelerar la aparición de una nueva fractura, en la realidad geopolítica regional, reforzando una radicalización, abriendo nuevos espacios para un islam político. Sin duda, los Acuerdos Abraham y la “diplomacia a marcha forzada” que alimentaron han sido un evento clave para la remodelación del Medio Oriente contemporáneo.

Politólogo, especialista francés en relaciones internacionales, presidente de la Asociación Francia-América Latina (LATFRAN). www.latfran.fr