El interminable drama de los desaparecidos

El gobierno presenta el plan Control Territorial como una medicina que ha extinguido todos los problemas delincuenciales del país, lo cual no está para nada cerca de la realidad.

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Abogado constitucionalista, Enrique Anaya. Foto EDH / Archivo

Por Armando Ávila

2021-10-12 7:23:42

Recientemente un dato hizo saltar las alertas de muchos salvadoreños: “Entre el 1 de enero y el 30 de septiembre desaparecieron casi 1000 personas”. Estas cifras aumentan sin control mientras los usuarios de redes sociales atestiguan cómo se descalifica toda forma de reclamo al respecto y se pone en un pedestal la convocatoria para desarrollar un satélite salvadoreño, cuando el tren, el aeropuerto y las bibliotecas se quedaron en propuestas bonitas de la campaña política.
El Plan Control Territorial (PCT) se volvió el emblema de la administración Bukele, sea o no por la elaborada publicidad que la rodea. El gobierno presenta el plan como una medicina que ha extinguido todos los problemas delincuenciales del país, lo cual no está para nada cerca de la realidad. Aunque los datos oficiales reflejan que El Salvador está en la cumbre de la seguridad y el desarrollo, la realidad se ve en las calles: en los “muchachos” que rondan las entradas de las colonias, el riesgo de pasar por uno u otro camino, el miedo de muchos a poner un negocio porque pueden exigirles la “renta”, las madres que ponen letreros con los rostros de sus hijos e hijas en los postes y las paradas de autobuses.
La situación de los desaparecidos no ha sido abordada en el PCT como una de las problemáticas principales de nuestro país, la investigación de estos hechos delictivos no tiene el respaldo económico necesario y las familias se enfrentan a la negación rotunda del fenómeno por parte del Gobierno. En su lugar, cada vez que estos datos son mencionados, las redes se inundan con comentarios sobre los 30 años anteriores, nombres de animales a forma de insulto y peleas llenas de rabia que dejan a un lado el dolor de las casi 1000 familias que han llorado en incertidumbre más de una noche.
Ahora bien, ¿qué puede hacerse al respecto? Claramente, criticar a una u otra administración no va a resolver el problema. La piedra angular de esto es comprender que lo importante radica en apoyar a nuestros hermanos salvadoreños, sea quien sea que lo necesite. Un paso es contribuir en redes sociales para concientizar sobre la situación o compartir pedidos de ayuda de los familiares de los desaparecidos; parecen acciones pequeñas e insignificantes, pero aportan más que desvirtuar con todas nuestras fuerzas los datos de un periódico o una investigación universitaria.
También, debemos exigir que se contemple con mayor importancia la problemática creciente de los desaparecidos. Eso contribuirá a mejorar el sistema de seguridad, a que las autoridades escuchen las necesidades de las familias y, principalmente, a que los problemas de los salvadoreños no se conviertan en el alimento de la propaganda de odio de ninguna esfera política. Si bien el gobierno ha minimizado la situación en múltiples ocasiones, los esfuerzos deben ir enfocados a visibilizar la situación de las familias y su dolor impulsar un verdadero cambio, que no viva por un par de minutos en una red social, sino que perdure hacia el futuro en la situación del país que todos amamos.
Estudiante de Ingeniería de NegociosClub de Opinión Política Estudiantil (COPE)