La conciencia colectiva olvida la historia. La memoria cortoplacista nos ha vetado el derecho y deber de tener en la mente la historia de los Próceres, su legado y además la proeza de obtener la libertad de nuestras repúblicas centroamericanas que constituyen una antigua nación con costumbres y tradición bastante similares. En este Mes de la Independencia es oportuno tener una radiografía social de cómo podremos como sociedad conmemorar este momento siempre.
No sólo son los desfiles, no sólo son los discursos diplomáticos y presidenciales que se pueden escuchar para esa fecha sino que es necesario hacer patria diariamente, desde nuestros espacios profesionales para construir un país mejor. Se puede hacer patria no confrontando con las demás personas con argumentos no válidos; se puede hacer patria respetando el derecho ajeno; se puede hacer patria ayudando a otros a tener un empleo; se puede hacer patria teniendo mejor convivencia con los vecinos en el perímetro de donde vivimos.
Una nueva fecha de cumpleaños de nuestra Patria es una nueva oportunidad para que nos puedan mover voluntades a sentir más vinculación con los valores y símbolos patrios que desde la escuela se nos inculcó; la conmemoración de la Independencia es una ventana de oportunidades cada año para que las nuevas generaciones puedan saber nuestra historia, para que pueda ser un legado cultural.
La historia nos juzgará si ignoramos este momento tan valioso, la historia nos juzgará si somos cómplices de que la historia cívica sea olvidada y burlada.
La historia es siempre una oportunidad de discusión pero siempre cuando sean con motivos académicos, fines investigativos y jamás deben ser vengativos porque esto abre la puerta a crear anacronismos que las nuevas generaciones no merecen terciar; los anacronismos crean sociedades sin memoria, sin historia, sin patria y no podemos permitirlos, pues la fundación de la República queda nula y mucho costó obtener nuestra libertad.
Estamos en una época sin precedentes, una pandemia que cambió nuestra forma de vivir y de pensar; la época de los millennials y centennials es una ventaja para conocer más nuestra historia, pero también puede ser una desventaja para que la gente más joven no quiera leer, investigar e instruirse. La tecnología tan avanzada que tenemos debe ser el mejor canal para leer y discutir con todos los argumentos académicos válidos el tema de la Independencia.
La Patria demanda mucho compromiso de nuestra parte en el momento que vivimos por el menú tan variado de problemas en los cuales estamos sumergidos. Nuestro amado Cuscatlán es un país de gente trabajadora, pero, sobre todo, optimista y debemos conservar, promover y saber estos principios y valores que nos identifican al colectivo salvadoreño a nivel internacional.
El Salvador siempre va a necesitar que trabajemos por hacerlo un gran país y nosotros debemos responder a su llamado.
Licenciado en Relaciones Internacionales.
Autor del libro “José Matías Delgado, nuestro libertador”