¿Qué dijo el Papa Francisco?

Sus palabras fueron muy claras: los homosexuales “tienen derecho a estar en la familia, no se puede echar de la familia a nadie”, refiriéndose a la obligación de que padres y hermanos, su familia de sangre, les acojan con mucho amor y les comprendan, como hijos de Dios que son y miembros de su Iglesia.

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Tanto Donald Trump como Joe Biden siguen vivos en su aspiración por ganar la presidencia de EE. UU.. Foto EDH / AFP

Por Teresa Guevara de López

2020-11-01 6:00:45

Fue la noticia que llenó las páginas de todos los periódicos del mundo: Qué dijo el Papa sobre los homosexuales. Pero más que nada, se destacó lo que el Pontífice NO DIJO: “Que los homosexuales tienen derecho a formar una familia”. Sus palabras fueron muy claras: “Tienen derecho a estar en la familia, no se puede echar de la familia a nadie”, refiriéndose a la obligación de que padres y hermanos, su familia de sangre, les acojan con mucho amor y les comprendan, como hijos de Dios que son y miembros de su Iglesia.

En fecha reciente, en El Diario de Hoy, el reconocido escritor Carlos Alberto Montaner escribió un artículo titulado “El Papa Francisco y lo que dijo sobre los homosexuales”. Y como el señor Montaner en varias ocasiones se ha identificado como no creyente, no es de extrañar que en dicho artículo demuestre su falta de formación religiosa.

Afirma que hay cierto sector dentro del catolicismo que reclama el fin del celibato; por qué las mujeres no pueden ser obispos o incluso papas y “¿por qué si en la diócesis de Estocolmo, los cristianos suecos de origen luterano, pudieron elegir a Eva Brunne como obispa lesbiana, casada con otra señora, el catolicismo se mantiene en una posición tan conservadora?”.

El Papa no puede actuar como la Iglesia cristiana sueca, porque para la Iglesia Católica, fundada por Jesucristo, el matrimonio no es un simple contrato o un rito: es un Sacramento, uno de los 7 instituidos por Jesucristo para darnos la gracia y nadie en la tierra tiene la potestad de cambiar. Y que la unión de un hombre y una mujer se anuncia ya en el Génesis, primer libro de la Biblia, Capítulo 2, versículo 24: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán una sola carne”. Y que las notas de pie de página que enriquecen la Biblia Católica, producto de los estudios de los Padres de la Iglesia en los primeros siglos del cristianismo, constituyen el tesoro que la Iglesia resguarda y constituye su magisterio.

Las denominaciones de origen luterano permiten la libre interpretación de la Biblia, según la reforma de Martín Lutero en Alemania.

Los textos del Libro Sagrado pueden ser sometidos a la interpretación que cada uno quiera darles, y si esta es diferente a la de la Iglesia a la que pertenecen, el camino está abierto para fundar otra nueva iglesia o secta. Pronto, tras esta apertura de Lutero, surgieron diferentes reformadores que formaron sendas iglesias: Juan Calvino, Uldarico Zwinglio, John Knox, entre los primeros.

El clérigo Thomas Crammer, consejero de Enrique VIII, al nombrarse el rey Jefe de la Iglesia de Inglaterra, tuvo la ambición de que la Iglesia Anglicana se convirtiera en la sede de todas las iglesias reformadas de Europa, una segunda Roma, para lo que se tomó la ardua tarea de escribir, en idioma inglés, la liturgia, los libros de oración común y los oficios religiosos y un nuevo Credo, además de revisar el Código de Derecho Canónico y reducir los 7 sacramentos de la Iglesia, a 3 para la Iglesia Anglicana: Bautismo, Penitencia y Eucaristía. Producto del libre examen es la enorme proliferación de iglesias, que solo en Estados Unidos suman varios miles.

Y es por eso que durante dos mil años, a pesar de los errores y pecados de muchos de sus miembros, la Iglesia Católica sigue siendo una, santa, católica y apostólica, en todo el universo y hasta el fin de los tiempos. “Todo reino dividido entre sí está llamado a perecer”, repite la Sagrada Escritura.

Maestra.