El solitario caminante del viaje de la vida

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Foto EDH/ Rene Quintanilla

Por Carlos Balaguer

2021-09-13 6:41:24

Solos y desnudos venimos al nacer y -de igual manera- nos vamos al final de la ilusoria existencia. Somos, pues, el solitario caminante del viaje de la vida. Allá donde encontramos para después dejar atrás risas, lágrimas, amores, triunfos, fracasos, tesoros e ilusiones. Ilusiones, que es de lo que estamos hechos, tal el “homo ilusio” que somos. Es el sendero de la vida. Allá donde -después de cruzar el largo camino- volvemos al mismo lugar desde donde venimos. Y allá quedamos en el “horizonte del suceso”como una solitaria aparición fantasma sobre el polvo de las vías. En un remoto -y casi imperceptible lugar de la galaxia- quedaremos como la desnuda criatura de la soledad universal. Como toda creación -ya cósmica o divina- nuestro destino es pasar por el infinito “Camino de Santiago” que es la Vía Láctea, brillando en las noches profundas. “Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar. Pasar, haciendo caminos. ¡Caminos sobre la mar!” -dijo el poeta. El corazón deja de latir cuando el amor ya no impulsa su ilusorio palpitar. De igual manera, el solitario caminante del viaje de la vida que somos, deja de andar cuando en el oriente del suceso ya no hay una luz alumbrando, un amor o una luminosa ciudad que le espere e impulse a llegar. <“La Esfinge Desnuda” C. Balaguer-Amazon>