El “preguntón” de la escuela de la vida

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Por quinta vez, el juez de Instrucción de San Francisco Gotera fue impedido de entrar a una unidad militar, en esta ocasión la Tercera Brigada de Infantería. Foto EDH/ Iliana Ávila

Por Carlos Balaguer

2020-10-28 10:00:03

“No saber es el primer escalón para el conocimiento. No hemos venido al mundo para plantear respuestas, sino preguntas”, reza el axioma freudiano. Los chicos de la escuela se reían del niño “preguntón” de clases. El mismo que atacaba con preguntas constantes al maestro. “No se mofen de él -decía éste a los burlones. Aquel que pregunta es quien aprende de la vida. Por tanto, es más inteligente que aquellos que se quedan con la duda de la ignorancia.” La existencia misma es la gran pregunta universal. ¿Por qué y para qué estoy en el mundo? ¿Para forjar uno mejor o la felicidad? ¿Para contemplar la maravilla de lo creado? Según la sabiduría veda “Somos ventanas por donde Dios contempla el Universo”. Ya se trate de una creación divina o cuántica. “El Universo es Mente”, decía el sabio Hermes. La misma mente universal que se podría identificar como divinidad. Somos, en fin, la pregunta humana y la divina. Descifrando los misterios del cosmos y del ser, encontramos la respuesta de luz. Aquella que buscaba el niño preguntón de las galaxias.
Indagando la verdad -el místico, el artista, el científico, el arqueólogo, el filósofo- la encuentra detrás del velo del misterio. Aquella donde, hurgando, nos responde la voz del
silencio. (“El Resucitador de Pájaros y Sombras” C. Balaguer-Amazon).