Explosiones muestran un país luz a la deriva

¿Tendrá Europa interés en la persistencia de esta amenaza ? ¿Qué pasará con Irán, mientras los Estados Unidos están entrando en las últimas semanas de su periodo electoral, concentrándose en los temas nacionales? ¿Israel puede acomodarse de esta fragilidad? ¿Que dirán Turquía y Rusia ?

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Por Pascal Drouhaud

2020-08-07 10:22:55

Cuando las explosiones, en el puerto de Beirut, se hicieron oír alrededor de las 6:00 pm, el martes 4 de agosto, en la capital de Líbano, todos pensaron, asustados, en nuevos atentados suicidas, recuerdos de un pasado que no parece tan lejos.
Pánico, desesperación acompañaron la tragedia provocada por la explosión de más de 2750 toneladas de nitrato de amonio, almacenados en el puerto. Este material había sido incautado, hace seis años, sobre un barco averiado. Usado para fertilizantes tanto como municiones, parece haber sido conservado desde entonces, en una parte del puerto de Beirut, uno de los más importantes del Mediterráneo. Sin embargo, varios accidentes industriales han sido provocados por resta materia. Todos en Francia, por ejemplo, se recuerdan de septiembre de 2001, cuando en la ciudad de Tolosa, en el sur oeste del país, una planta industrial fue destruida por este químico, causando la muerte de 31 personas e hiriendo a mas de 8,000 otras.
Las imágenes, impresionantes, de destrucción en Beirut, provocaron sentimientos de estupor, asombro, frente a la gravedad de la tragedia. Todavía las cifras de las víctimas son desgraciadamente, provisionales: más de 150 muertos, 4000 heridos, destrucción de una parte de la ciudad en el perímetro del puerto. Serían más de 300,000, las personas sin domicilio fijo desde entonces. Las propias autoridades han calculado en más de 3,000 millones de dólares el monto de los daños. Los hospitales, enfrentados con la pandemia de COVID- 19 y al borde del colapso, están saturados. Más allá de la investigación judicial para identificar a los responsables del almacenamiento de los materiales explosivos, el evento tiene una carga simbólica muy fuerte. Después del estupor, la cólera está llegando. Cólera frente a una deriva que parece inexorable. Cólera contra un sentimiento de “ déjalo ir” que esta minando este país.
La moneda nacional, la libra libanesa, perdió 80% de su valor desde octubre de 2019, la economía está parada a causa de la pandemia. La bancarrota no está muy lejos mientras este país, que fue durante unos decenios un país luz en el Medio Oriente, antes de la guerra civil que lo devastó entre los años 1975-1990. Puesto bajo una forma de tutela política de Siria desde entonces hasta 2005, el Líbano sufrió de la guerra entre Israel y el movimiento chiíta Hezbollah, financiado por los Guardianes de la Revolución iraní, en 2006. País de 10,000 km cuadrados, el Líbano es multi-confesional, contando con 18 comunidades religiosas que alimentan un complejo sistema político entre las confesiones.
La tragedia del puerto no podía llegar en peor momento : en marzo pasado, Beirut anunció por primera vez desde su independencia en 1943, estar en mora de pago. La deuda alcanza más de 90 mil millones de dólares, representando 170% de su PIB. Desde mayo pasado, el país está en negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para establecer un plan de salvación financiero.
Este contexto acompaña una tensión política fuerte, una desesperación popular que alimentó manifestaciones y protestas contra la clase política al final del año pasado. Es decir, cuanto la destrucción de puerto de Beirut agrava una situación nublada por la pandemia que priva al país de sus recursos turísticos. Hoy en día, serían más de 45% los libaneses que viven en la pobreza. La recesión económica propulso miles de libaneses en el desempleo. La clase media entró en la era de la precariedad.
El símbolo es tan fuerte que la onda expansiva se hizo sentir, mediáticamente, en el planeta entero. Y por cierto, el puerto de Beirut tiene consecuencias económicas inmediatas para no decir dramáticas : 60% de las importaciones entraban en el país por este sitio. Con el aeropuerto internacional Rafic Hariri -apellido del Primer ministro asesinado en un atentado coche bomba espectacular en 2005- el puerto es una de las dos puertas de entrada en Líbano. Simbolizaba la reconstrucción de un país magullado por años de conflicto. Beirut era el puerto internacional por excelencia, en la ruta entre el puerto francés de Marsella y la ruta para Asia, y puertos como el de Singapur, a través del Canal de Suez. Visto desde Europa, Beirut era a la vez la puerta para el Occidente y la ventana para Asia.
Es decir, cuanto su destrucción vuelve como un cataclismo económico que nadie se imaginaba. 60% de las importaciones representando 20 mil millones de dólares en un país que exportó, el año pasado, solamente 3.5 mil millones de dólares, significa una amputación directa e inmediata. La seguridad alimentaria está puesta en tela de juicio desde hace unos días, ya que Líbano importaba 80% de sus alimentos. El trigo constituye 80% de las importaciones agrícolas del país; los silos han sido destruidos, transformando el país en un territorio sin reservas estratégicas de cereales.
Agregando a la crisis social, incluyendo la presencia de más de 1.5 millones de refugiados sirios sobre una población global de 6.9 millones de personas, el país se estrello contra la pared de una mala administración desde decenios. La destrucción del puerto de Beirut parece volver como la conclusión de un proceso inexorable de autodestrucción mientras Beirut disponía de todos los ingredientes para ser una capital luz del Mediterráneo. Hoy en día, en un Medio Oriente fragilizado por la crisis generada por la COVID-19, donde las tensiones persistan, el Líbano está al bordo de la quiebra.
Este riesgo tiene una dimensión internacional fuerte: ¿tendrá Europa interés en la persistencia de esta amenaza ? ¿Qué pasará con Irán, mientras los Estados Unidos están entrando en las últimas semanas de su periodo electoral, concentrándose en los temas nacionales? ¿Israel puede acomodarse de esta fragilidad? ¿Que dirán Turquía y Rusia ? Tantos temas internacionales que se vuelven centrales, revelando la posición estratégica de Líbano, amenazado desde las explosiones del puerto de Beirut, en sus propias fundaciones.

Politólogo, especialista francés en relaciones internacionales, presidente de la Asociación Francia-América Latina (LATFRAN). www.latfran.fr