Drei mal hoch

Este año el festejo es por el cumpleaños 250 de uno de los más grandes compositores de la historia, Ludwig Van Beethoven.

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Foto EDH/

Por Mónica Michiels de Molina

2020-03-02 8:05:11

“Drei mal hoch”: tres veces hacia arriba, se canta al cumpleañero en la versión de “feliz cumpleaños” en alemán. Este año el festejo es por el cumpleaños 250 de uno de los más grandes compositores de la historia, Ludwig Van Beethoven. Varios países celebrarán a lo largo de estos doce meses, de maneras tradicionales y novedosas. La mayoría de los eventos se llevará a cabo en Viena, Austria, una de las ciudades europeas más prominentes, a la orilla del Danubio, capital del imperio Romano después de Roma y Constantinopla, adonde el alemán, nacido en Bonn, que en la posguerra fue nada más y nada menos que la capital de Alemania, pasó gran parte de su vida, más de 30 años.
La ciudad ha invitado a actores importantes a ser parte de óperas que se presentarán a lo largo del primer semestre. Se han organizado más de una treintena de conciertos con la sinfónica de Viena en el Wiener Konzerthaus, pero también al aire libre, como representando así la universalidad y al mismo tiempo el tono de fiesta que implica para turistas y locales, ser parte del país que se siente orgulloso de su compositor. Más impresionante aún es la iniciativa de la ciudad de ofrecer un tour de realidad aumentada, que se toma usando anteojos de sol elaborados, en parte por la compañía de parlantes y audífonos Bose. En dicho peregrinaje se realiza un recorrido por la Ópera, el Musikverein y el palacio Lobkowitz, en el que por primera vez se llevó a cabo su famosa sinfonía “Heroica”. Todo esto a través de una aplicación *Related To Austria. Un App que puede ser activado también en New York, en seis distintos lugares, entre ellos el Carnegie Hall, y el café Sabarsky, un establecimiento al estilo vienes en la Neue Galerie.
En el segundo semestre del año estarán ya reconstruidas por primera vez cinco obras de arte basadas en la Sexta Sinfonía de Beethoven conocida como “Pastoral” y serán expuestas junto a pinturas del artista austríaco Gustav Klimt, que en su momento pintara “el beso” y el retrato de Adele Bloch-Bauer, la “Dama de oro”, protagonista de la historia, que relata la película que lleva el mismo nombre, que muestra la trágica manera en la que fue tratado el arte por los nacionalsocialistas durante la Segunda Guerra Mundial. Klimt fue miembro del famoso “círculo de Viena” que incluía no solo artistas sino también médicos y filósofos. A él se le atribuye la respuesta a la siguiente pregunta de Auguste Rodin, el escultor parisino de “el pensador”, quien mientras oían tocar piano en un “Jause”, una tarde vienesa de café y postres, en un jardín con una “alegría cuasi infantil” dijo asombrado “¿cuál es la razón de toda esta feliz atmósfera?”. La respuesta fue: “Austria”.
Para Beethoven, Viena era la oportunidad de estudiar bajo Wolfgang Amadeus Mozart, quien falleció joven, en una temporada en la que Beethoven regreso a Alemania, al lecho de muerte de su madre. Por lo que el músico se convirtió entonces en alumno de Joseph Haydin, compositor vienes prolifero que ha sido desde entonces casi relegado a la sombra de su ahora más importante alumno.
Cuando Beethoven llegó a la majestuosa capital, que era entonces un cosmos por sí misma, el centro de la música en Europa, fue poco más que un desconocido. Sin embargo, llegó a convertirse en el mejor pianista de su generación; y posteriormente, ante su inminente sordera incurable, en el mejor compositor de todos los tiempos. De Beethoven se ha llegado a decir que era un “regalo de Dios” y un “genio más allá del entendimiento”.
Es necesario celebrar y recordar que la humanidad ha sido capaz de generar un milieu como el que fue entonces Viena, tierra fértil para el crecimiento prolífico de una cultura que todavía doscientos cincuenta años más tarde, es alimento al alma.

Médico psiquiatra.