Biden y Europa

El multilateralismo futuro no se podrá resumir en un diálogo bilateral, por encima de Europa, entre Washington y Beijing

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Duelo entre Jocoro y Águila en el Tierra de fuego, en el Apertura 2020. Foto EDH / Archivo-Águila

Por Pascal Drouhaud

2020-11-21 4:14:30

La decisión del presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, en volver a los acuerdos de París sobre el cambio climático ilustra perfectamente la nueva dinámica que quiere impulsar la próxima administración Biden: volver a una normalización sobre temas multilaterales como los que llevan sobre el medio ambiente.
Después de varias declaraciones en materia de política exterior del Presidente electo se puede imaginar un interés renovado en África, tanto como en el Medio Oriente y en Asia Central. Se trata de temas de seguridad internacional, pero también de influencia geopolítica como lo demuestra actualmente, el reforzamiento de las posiciones de Turquía y de Rusia en Asia Central a raíz del conflicto en la regional de Alta Karabaj entre Armenia e Azerbaiyán.
Para los europeos las perspectivas permiten imaginar una voluntad de recordar a unos aliados de la Organización del tratado del Atlántico Norte (OTAN/ NATO) las obligaciones para garantizar la cohesión de dicha alianza.
Ahora bien, tampoco los Estados Unidos volverán a una política intervencionista global para no decir sistemática, como si la Presidencia Trump hubiese sido un paréntesis momentáneo. Son 73,712,283 los estadounidenses que votaron por el Presidente Donald Trump. Joe Biden, quien obtuvo 79,695,884 votos tendrá que tomar en cuentas esta realidad si quiere construir un nuevo modelo en favor de la unidad nacional. Y tampoco debemos olvidar que la próxima mayoría en el Senado se jugará en enero, con las elecciones de los dos senadores de Georgia el próximo 5 de enero de 2021. Si ganan los republicanos, Joe Biden tendrá que “cohabitar” por lo menos los dos primeros años de su mandato mientras será más fácil para el si ganan los demócratas. Por cierto, Nacy Pelosi fue reelegida a la cabeza del Congreso, los demócratas teniendo una corta mayoría para los dos años que vienen.
A pesar de todo, las consecuencias a corto plazo con Europa y varios países europeos se harán sentir: el Primer Ministro británico, Boris Johnson, por ejemplo, debería revisar su acción y favorecer ahora la búsqueda de un acuerdo con la Unión Europea. La posibilidad de un “no deal” se aleja tanto como la idea de un acuerdo de libre comercio con Washington en contra de Bruselas.
Las discusiones actuales entre británicos y europeos avanzan sobre unos temas como la pesca, el Reino Unido queriendo ser reconocido como “una potencia marítima independiente”, ofreciendo un acceso a su espacio marítimo mientras Europa facilitaría acceso a su mercado energético y de transportes. Se calcula que una falta de acuerdo podría costar a Gran Bretaña hasta 5% de su PIB, mientras la expansión de la COVID-19 ya perturba la situación económica. Sin duda, el cambio político en Washington tendrá una influencia.
En este contexto, Europa está al cruce de su camino. Indirectamente, es una consecuencia de la Presidencia de Donald Trump. Obligando sus aliados, unos sintiéndose mal tratados estos últimos años. Significa que los europeos deben pensar en una autonomía reforzada en materia de defensa, de seguridad pero también de protección de datos y de defensa de sus intereses propios que pueden ser ciertas veces, diferentes de la de Washington. Es decir, que la Presidencia de Donald Trump la propulsó en la era de la necesaria autonomía estratégica. Se trata de ganar espacios de independencia en la interdependencia atlántica que hizo la fuerza de la relación entre Washington y los europeos.
Si la Presidencia Biden anuncia nuevas convergencias sobre temas globales como el cambio climático, sin duda el punto de báscula mundial hoy en día, ya está en la región del Pacífico. Esta realidad que se concretizó estos últimos años, por un conflicto comercial feroz entre Washington y Beijing, ha sido un acelerador de conciencia en Europa: para existir, los europeos van a tener que coger en sus propias manos, el guión de su destino, ya sea económico, comercial o militar.
El multilateralismo futuro no se podrá resumir en un diálogo bilateral, por encima de Europa, entre Washington y Beijing. Para lograr esta nueva construcción mundial, los europeos deben aprender de los riesgos que revelaron, para su propia construcción, los años de Presidencia Trump.

Politólogo, especialista francés en relaciones internacionales, presidente de la Asociación Francia-América Latina (LATFRAN). www.latfran.fr