Las tensiones entre los Estados Unidos y la República Popular China siguen creciendo en el Pacífico.
La administración Trump había emprendido la batalla económica. Desde la caída de Kabul, en Afganistán, a manos de los talibanes el 15 de agosto pasado, el presidente Biden se inscribió en una estrategia global de contención del nuevo rival mundial: la República Popular China. Es decir que los Estados Unidos han decidido contestar a China y, cuando se puede, reducir su influencia en el mundo. La nueva Guerra Fría sino-americana está librándose en la esfera digital, en el espacio, pero también, en los campos económicos y políticos. Pronto, la pregunta será: ¿en cuál tipo de modelo de sociedad quisiera vivir : el chino o el estadounidense? O sea que se está construyendo un nuevo duopolio, una “guerra frait de los tiempos modernos”.
A raíz de los 20 últimos años, China ha, de manera impresionante, ampliado su peso al nivel mundial. Desde los años 2000, China retomó un papel de primera importancia al nivel internacional. Se enfocó en los aspectos económicos extendiéndose gradualmente en los continentes. Asia del Sureste y Central y África fueron los terrenos de una expansión que se apoyó en las famosas “nuevas rutas de la seda” que permitieron consolidar enlaces financieros y económicos. En África, desde el fin de la Guerra Fría, China invirtió espacios de cooperación que fortalecieron su posición. En Europa, la presencia en Grecia, en Italia, en los Balcanes tanto como en la Península Ibérica revelaron las ambiciones económicas. Desde los últimos años, la consolidación de su presencia en América Latina empezó a constituir una seria alerta para Washington. China convirtió en importantes socios comerciales a Brasil, Perú, Ecuador, Panamá, Argentina, ocupando posiciones fuertes en sectores de infraestructuras y energía en México, Chile, Colombia y América Central. Esto ha tenido como resultado que China se ha colocado como rival de los Estados Unidos.
Al paso de los años, el competidor económico se transformó en un actor político influyente de las relaciones internacionales : Joe Biden lo reveló finalmente el 30 de agosto pasado después de los eventos en Afganistán, poniendo el enfoque sobre Beijing.
La decisión de EE.UU. de aliarse con el Reino Unido, para proponer submarinos a propulsión nuclear a Australia, desmantelando unilateralmente un contrato que tenía esta última con Francia sobre submarinos convencionales, constituyó la flagrante alerta de esa nueva realidad. El Pacífico puede desde ahora volverse un espacio nuclearizado, en un mecanismo preventivo y defensivo frente a las provocaciones de Corea del Norte tanto como frente a la expansión china. Hoy en día, las tensiones entraron en el espacio considerado por Beijing como estratégico y vital, tocando a Taiwan.
Sin tratar el territorio de Taiwan como si fuese soberano, Washington está actuando lo más lejos que pueda ir en esa dirección, para irritar Beijing y construir barreras virtuales que no se podrían sobrepasar.
China reforzó sus actividades militares alrededor de la isla estos últimos dos años. El Pentágono constató el Ejército Rojo podía invadir la isla. Un responsable norteamericano reconoció la presencia de soldados del US Army para formar al ejército taiwanés. Esa realidad ha sido confirmada por Tsai Ing-wen, la presidenta de la República de China ( Taiwan), que quiere cristalizar la situación de “statu quo” con Beijing, recordando la independencia de facto pero no de derecho de la isla aunque en 1972 se reconoció el “consenso” sobre una sola China”.
El riesgo de “enfrentamiento accidental” se vuelve más creíble abriendo la posibilidad de un esquema catástrofe de conflicto. Taiwan parece ser, en el contexto del nuevo duopolio internacional sino-americano, el único punto que podría alimentar una escalada de conflicto, al igual de Cuba o Berlín en la Guerra Fría Este-Oeste.
Las incursiones masivas aéreas de parte de Beijing en la zona de identificación de defensa aérea taiwanés se han vuelto regulares. Fueron mas de 500 las que fueron detectadas este año cuando habían sido de 380 el año pasado. Beijing considera a Taiwan como una provincia rebelde, ejerciendo una presión reforzada desde la elección en 2016 de Tsai Ing-Wen. Estos son hechos que acrecientan la tensión.
Una forma de “guerra fría” se está llevando a cabo: a raíz de la cumbre del G 20 en Roma, los cancilleres de la República Popular de China y de Taiwan efectúan sendas giras por Europa: mientras Serbia saluda la amistad “de acero” con Beijing, el taiwanés está en Eslovaquia y República Checa. Se está jugando el posicionamiento europeo.
El propio presidente chino Xi Jinping habló con su homólogo francés, Emmanuel Macron, para saludar sus esfuerzos en favor de una autonomía estratégica europea.
El activismo de todos aleja cada día mas la noción de “ambigüedad estratégica americana” que logro regular las relaciones entre Beijing y el mundo hasta estos últimos años. Día a día se está perfilando una nueva realidad internacional, ilustrando la confrontación de poderes y modelos : Estados Unidos y China son los nuevos rivales del siglo XXI.
Politólogo, especialista francés en relaciones internacionales, presidente de la Asociación Francia-América Latina (LATFRAN). www.latfran.fr