Simplicidad maliciosa

Esa es la estrategia de la campaña: simplificar todo al máximo. Al pretendido grupo destinatario del mensaje, jóvenes que no imaginan la intensidad del conflicto, le interesa tanto enterarse de la historia del mismo como de los perfiles de los diputados que se presentan a elección. Por eso la estrategia funciona.

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En 2020 los costarricenses protagonizaron masivas protestas en contra de un acuerdo con el FMI.

Por Jorge Alejandro Castrillo Hidalgo

2021-01-22 6:55:59

La edición del martes 18 de enero de este periódico publicó “Los Acuerdos de Paz construyeron un nuevo país”, un artículo informado, inteligente, ponderado y contundente, firmado por el Señor Embajador de Francia en nuestro país, Monsieur Françoise Bonet. Aclara allí, en diplomáticas maneras, lo más importante que había que rescatar sobre algunas desafortunadas declaraciones.
La hoja de vida de M. Bonet revela una privilegiada preparación académica en tres de las mejores instituciones francesas, “la creme de la creme” como las calificó la persona conocedora a quien pregunté. Por ejemplo, la Escuela Nacional de Administración (L’ENA) es la famosa escuela de élite francesa donde se han educado varios presidentes de esa República. Fundada luego de la Segunda Guerra Mundial (en 1945) por el entonces presidente de Francia, Charles de Gaulle, con el ánimo de reconstruir a Francia y renovar el Estado. Exigentes exámenes de ingreso criban a los miles de candidatos para la rigurosidad que debe impregnar la formación de los pocos elegidos.
M. Bonet demuestra, también, ser un hombre de aquilatada experiencia diplomática: ha sabido decir sin ingenuidad ni lirismo, pero con valentía, con la fuerza justa y en el momento apropiado lo que no se podía callar (muchos de sus colegas habrían justificado un “diplomático” y cobarde silencio). Lo hizo recordando dolorosas experiencias militares francesas (ocupación nazi y la traumática Guerra de Argelia) y lo hizo con escrupuloso respeto a la política interna del país que lo acoge, norma primera para un diplomático. En este caso, para él, debió haber sido una misión ardua de lograr por el rango de quien hizo las declaraciones y porque debía referirse, justamente, a hechos históricos y políticos internos. Pero lo consiguió, sin duda, haciendo saltar con ello grandes diferencias con otro diplomático, recientemente ido y despedido, quien se caracterizó por una pertinaz dificultad para respetar los límites de su función. Sea usted bienvenido, señor embajador. Copio el vínculo https://www.elsalvador.com/opinion/editoriales/acuerdos-de-paz/797317/2021/
Sobre lo mismo, pero en otro orden de ideas, me inclino a creer que las declaraciones no fueron un impromptu de quien las expresó. Por el contrario, diestro de las comunicaciones como ha demostrado ser su equipo, puede haber sido un globo comunicacional de consumo interno con la intención de generar las reacciones que, en efecto, ha generado. Interesado en incidir en las próximas elecciones en las que desea consolidar su fuerza, la idea de alborotar el avispero con tan radicales opiniones se habrá antojado un evento comunicacionalmente arriesgado pero atractivo. Cálculo certero: provocó a las partes firmantes para que aparecieran defendiendo, conjuntamente, los Acuerdos, lo que probablemente se buscaba. Para en un segundo tiempo pasar a desarrollar la propaganda que ahora vemos, atacar como un solo bloque lo que en realidad son y fueron dos distintos. Intuyo que eso resulta más económico y más simple. Es la forma (fast, easy, cool) de hablar a los “tweet followers”, con simplezas y reduccionismos: antes y después, ellos o yo, buenos o malos. Como otras varias, es una estrategia comunicacional que los candidatos buscan emplear en estos momentos, lo que es comprensible. Pero también es oportuno recordar el riesgo del que nos advierte la conocida sentencia: “Quien al cielo escupe…”.
Pero esa es la estrategia de la campaña: simplificar todo al máximo. Al pretendido grupo destinatario del mensaje, jóvenes que no imaginan la intensidad del conflicto, le interesa tanto enterarse de la historia del mismo como de los perfiles de los diputados que se presentan a elección. Por eso la estrategia funciona.
“Retroceso” podría titularse un artículo que reseñara lo que estamos viviendo. Al pedir que se vote por la bandera del partido, se echa al traste el logro del voto por rostro. Botado queda también el anhelo por conseguir órganos de Estado independientes. Sin ambages ni tapujos, se los ofende, irrespeta y minimiza si no se comportan como indisimulados apéndices del Ejecutivo. Pero, seamos francos ¿no es lo que intentaría cualquier político que quiera mantenerse en el poder? (De acuerdo, matizo para no caer en el actualísimo nihilismo, casi cualquier político). Usted podrá no aprobar el método, la técnica, pero… ¿no acordamos que se vive un cambio de época?
“El problema no es que mientas, el problema es que te creen; el problema no es que juegues, el problema es con lo que juegas” se podría cantar parafraseando al peludo trovador chapín.
Como sea, la investidura del cargo obliga a conducirse con mayor respeto y ponderación. La rotunda e inesperada declaración del embajador francés hizo estallar la idea del globo comunicacional de consumo interno. Ahora -si serios- tendría que venir la explicación de lo que se quiso decir. Pero es tarde: las palabras ya están dichas… y no fueron las mejores. Riesgos de una maliciosa simplicidad.

Psicólogo/psicastrillo@gmail.com