Somos un país vulnerable

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Por Erika Saldaña

2020-11-02 9:49:29

La tragedia ocurrida en Nejapa el pasado jueves nos recuerda, una vez más, que somos un país vulnerable. Y que la peor parte siempre se la llevan las personas más pobres; esos que han tenido menos oportunidades de educación y desarrollo, y para quienes su única opción ha sido vivir en zonas de alto riesgo; los platos rotos y el deterioro ambiental lo pagan las personas que solo son recordadas en épocas electorales, para pedirles el voto. Nuevamente debemos unirnos como hermanos salvadoreños y ayudar a las personas que han sufrido la pérdida de sus hogares y familiares. Pero, sobre todo, generar opciones para que puedan superar definitivamente la fragilidad.

Los problemas de la pobreza y la normalización de situaciones de riesgo no son recientes. La vulnerabilidad de ciertos grupos poblacionales es producto de años de abandono de las instituciones estatales. Es resultado de miles de acciones que además de profundizar las desigualdades, no hicieron nada para corregir las mismas. Y también es la consecuencia de años de corrupción, de quienes se llevaron recursos públicos que pudieron utilizarse para reducir las brechas de pobreza.

Desde marzo de 2020 el país se encuentra en una crisis sanitaria y económica debido a la pandemia por Covid-19. Y la semana pasada, en medio de estos problemas y de los otros muchos que nos aquejan, la tragedia en Nejapa nos vuelve a poner en perspectiva lo que realmente importa: que todos tengamos la oportunidad de vivir una vida digna y en condiciones de seguridad mínima. Ya existía temor y hambre por la pandemia y ahora las familias damnificadas lo perdieron todo. Ante este panorama sombrío está prohibido dejarse vencer. Los salvadoreños siempre se han caracterizado por su capacidad de enfrentar adversidades; hoy es momento de demostrar que juntos somos más fuertes y ayudar a los hermanos que están sufriendo.

Frente a la tormenta tropical Amanda muchos salvadoreños advirtieron la necesidad de una inmensa cantidad de familias y se pusieron manos a la obra para recolectar y entregar ayuda. Que esa misma solidaridad nos vuelva a motivar para ayudar a las personas que están sufriendo en Nejapa y para todas aquellas que también se encuentran en zonas de fragilidad en diversas zonas del país. Los ciudadanos nos tenemos que ayudar y apoyar entre todos en los momentos difíciles, pues al final del día nos tenemos los unos a los otros.

Muchas personas esperan que sea los funcionarios y los políticos quienes solventen los problemas en una crisis sanitaria y ambiental. Y tienen razón, en el sentido de que el Estado es el primer llamado a socorrer a sus ciudadanos desprotegidos. Pero no son los únicos que pueden hacer algo.

Ante la inactividad estatal o la falta de un plan ante la crisis, la sociedad civil, la empresa privada y las organizaciones no gubernamentales han demostrado un alto poder de convocatoria y una gran capacidad de organización para dar soluciones creativas y solventar problemas. Esto es lo que como ciudadanos debemos seguir haciendo, construir soluciones y respuestas a los problemas de la población, sobre todo de los más necesitados y quienes son los más frágiles de la población. Ahora es tiempo de ir pensando en soluciones permanente a las familias y no solo a paliativos del momento.