El tema de la formación profesional, alrededor del mundo, ha tenido cambios significativos; como ejemplos más claros podemos citar Estados Unidos, e incluso, el continente europeo, donde las personas pueden estudiar licenciaturas o ingenierías y recibir su título en 4 o 3 años y, posterior a ello optar por una maestría o especialización. Sin embargo, la realidad que impera en el sistema educativo salvadoreño es muy distinta, ya que establece que para obtener estas titulaciones se debe cursar 5 años de la currícula más su proceso de tesis. Lo anterior supone un desafío para un mundo cambiante, globalizado que demanda una mayor fuerza laboral cualificada.
Por lo anterior, como INSAFORP estamos dando grandes pasos para abonar en esta línea. Recientemente se ha establecido una Política de Articulación Técnica, la formación profesional y el aparato productivo, esta iniciativa es producto de un trabajo y acuerdo entre el Ministerio de Educación y nuestra institución.
Con ello lo que se busca es aumentar los niveles de cualificación, a través de una articulación entre los entes educativos y sectores productivos, respondiendo a sus demandas concretas. ¿Qué quiere decir esto? Con esta articulación, si una persona tiene un perfil técnico le vamos a certificar sus competencias, es decir, esos 3 años que estudió para que tengan validez y solo cursen dos años más de materias y puedan optar por una licenciatura o ingeniería.
Este escenario va a permitir al país mayor empleabilidad, ya que contaremos con una fuerza laboral más preparada y, por ende, se elevará la productividad y competitividad. Es muy necesario que, en el tema de formación profesional, nos adaptemos a los cambios; es por ello que me es grato compartirles que hemos firmado un Convenio con Tknika, institución de formación del país Vasco, que se caracteriza por ser pionera en el tema, a escala mundial, mediante la implementación de metodologías de enseñanza, las cuales queremos conocer y adaptar en El Salvador para aplicarlas en las carreras técnicas que ofrecemos.
Esta cercanía entre el sector educativo y sectores productivos, que es tan necesaria en nuestro país nos va a permitir el contacto directo con las necesidades de los empleadores. El paso que sigue es que vamos a empezar a articularnos para crear los mecanismos que permitan que las personas que estudian las carreras técnicas puedan recibir las equivalencias en educación superior.
Esta articulación va en beneficio de la población, de los jóvenes y de una preparación adecuada y pertinente de mano de obra en el país, sobre todo que ahora la capacitación debe ser a lo largo de toda la vida. En la actualidad, estamos encaminados en esa línea, aún tenemos mucho camino que recorrer, pero lo importante es que está la voluntad y el interés de los sectores productivos, de las autoridades de Educación y de INSAFORP.
Lo anterior implica trabajar en un Marco Nacional de Cualificaciones para orientar la formación, es decir, que nos indique las competencias que demanda una ocupación determinada por niveles y características. Esta apuesta de país se tiene que hacer en estrecha colaboración con Educación, INSAFORP y el aparato productivo. Fomilenio nos está ayudando marcando una propuesta de hoja de ruta.
Ya tenemos trazado el objetivo y cada vez nos encaminamos a él, con la firme convicción de que el beneficio directo de esta articulación se traducirá en que a los profesionales se les hará más fácil conseguir un empleo; y para el sector empleador se le facilitará obtener a talento humano más cualificado y con conocimientos puntuales, acordes a sus necesidades.
Ricardo F. J. Montenegro P. es licenciado en Gerencia Industrial, graduado de Purdue University, empresario y actual presidente del Instituto Salvadoreño de Formación Profesional (INSAFORP).