El credo laico

Este 1º de junio dio inicio a una nueva etapa en El Salvador, la cual nos llama a poner en practica el credo laico: ser empático con el sufrimiento de aquellos que no tienen medicinas en los hospitales, por el acoso de la delincuencia y por la pobreza crónica en que viven

descripción de la imagen
'Zarco' Rodríguez, en la previa al juego ante Jocoro en el estadio Cuscatlán. / Foto Por Archivo

Por Max Mojica

2019-06-02 5:34:56

Los laicos también creemos en algo, y ese algo conforma nuestro credo. El pensamiento laico secular se basa en adquirir un compromiso con la verdad objetiva y comprobable, la observación y la evidencia. La verdad laica no proviene de la fe en nada ni en nadie, sino que se deriva y fundamenta, en todo aquello que puede ser comprobado o que es comprobable.

Los laicos no somos custodios de una “verdad revelada”, sino que aceptamos “que no lo sabemos todo” y, por tanto, buscamos la verdad en donde esta pueda comprobarse, ya sea que se derive del examen de huesos fosilizados, de imágenes de lejanas galaxias, de fórmulas matemáticas, de datos estadísticos o de la observación, interacción y evolución de las diferentes tradiciones humanas, o interacciones de los seres vivos.

La ética laica no se deriva de un mandato místico, sino de una profunda empatía con la experiencia y comprensión del sufrimiento. Por ejemplo, robar, violar, matar, abortar, mentir, etc. muchas personas lo consideran malo por estar prohibido por un mandato divino, mientras que la ética laica lo considera malo por que causa sufrimiento a otros seres conscientes, sean estos animales o humanos.

De hecho, es preocupante que una persona se abstenga de cometer un delito, solo por que “Dios lo prohibe”; ya que, nada lo detendría de cometerlo, en caso de que alguien interprete que “Dios lo autoriza”. Pongamos el caso del asesinato. Para quien se abstenga de cometerlo, solo por un “mandato divino”, parecería que no tendrían problemas en cometerlo, si alguien lo convence que “Dios así lo quiere”.

Para ese tipo de personas, quemar brujas y herejes, llevar a cabo guerras santas, ametrallar turistas, apedrear adúlteras o decapitar periodistas, de repente, se convertiría en legítimo, si su “dios” se lo permite.
Matar, y todos sus derivados, es malo y condenable por que produce sufrimiento, punto. Si desarrollamos empatía con la experiencia y comprensión humana del sufrimiento en los seres vivos, nada ni nadie nos podría convencer de llevar a cabo un acto que produzca de forma innecesaria y gratuita, sufrimiento a otro ser vivo, ya sea este un ser humano o una ardilla.

El laico cree en la libertad para leer, conocer, rezar al dios de su preferencia, dudar de todo, investigar todo y volverlo a comprobar, experimentar científicamente o desarrollar su preferencia sexual; sin más limites que los que establezca la ley. Todo ello nos hace humanos y nos hace entender lo que está bien y lo que está mal.

Creen en la valentía de “ser”. Por ello, admiran a Galileo Galilei, que tuvo la valentía de enfrentarse al statu quo que establecía que la Tierra era el centro del universo. A las personas de a pie, que tomaron por asalto La Bastilla en 1789, para derrocar al despótico Luis XVI y así iluminar el camino a la vida en democracia de los pueblos. Admiran a Rosa Parks, que tuvo la valentía para sentarse en los asientos de autobús, designados exclusivamente para blancos, impulsando de forma significativa la lucha contra el racismo. Todos ellos fueron empáticos con el sufrimiento de otros, libres para desarrollar sus ideas y valientes para vivir en coherencia con las mismas.

El laico es responsable. No creemos en un “maná que venga del cielo”. Si queremos paz, progreso y libertad, sabemos que lo tenemos que conseguir nosotros. Ser “responsables” implica que somos nosotros, y solos nosotros, los arquitectos de nuestro éxito o de nuestro fracaso.

Este 1º de junio dio inicio a una nueva etapa en El Salvador, la cual nos llama a poner en practica el credo laico: ser empático con el sufrimiento de aquellos que no tienen medicinas en los hospitales, por el acoso de la delincuencia y por la pobreza crónica en que viven; actuando libres y valientes para ser, pensar y expresarnos; y responsables para entender que el éxito de El Salvador, depende de todos: gobierno, oposición, iglesias y ciudadanos. Solo poniendo en práctica estas ideas sacaremos adelante a nuestro país.

Abogado, máster en leyes. @MaxMojica