Covid 19 : crisis o ruptura mundial histórica ?

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Rafael Leonardo Callejas, expresidente de Honduras, esperaba la sentencia en Estados Unidos acusado por su participación en Fifagate.

Por Pascal Drouhaud

2020-04-04 7:06:02

Mientras la expansión de la pandemia del COVID 19 sigue en el mundo, las consecuencias económicas, financieras sobre la organización mundial tanto como sobre los equilibrios y relaciones de fuerzas que lo caracterizaban hasta hace pocas semanas, están cuestionadas.
Más días y semanas durará la crisis del coronavirus, más impactos tendrá en las relaciones internacionales del periodo post COVID 19. Con mas de 3.5 mil millones de habitantes bajo medidas de contención, el mundo enfrenta la crisis sanitaria más grave de su historia contemporánea. La última pandemia global tuvo lugar hace un siglo, al salir de la Primera Guerra Mundial mientras la gripe española mataba decenas de millones de personas en el mundo. La exigencia de la reconstrucción después del conflicto armado concentró las fuerzas vivas en el único objetivo económico global a pesar de la pandemia con la cual el mundo coexistió hasta que desapareciera.

Hoy en día la situación es diferente : saliendo de China, la epidemia volvió pandemia ganando todos los espacios del mundo, paralizando los centros de producción y sirviendo de revelador de las nuevas realidades económicas del mundo. Cada día que pasa nos indica, con más convicción, que habrá un antes y un después COVID 19.
Tal como el mundo se revelo diferente después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 u obviamente, al final de la Segunda Guerra Mundial, la realidad internacional va a cambiar. Varios indicios lo muestran. Desde 1945, los Estados Unidos tenían un liderazgo global, apoyándose sobre una visión liberal de intercambio comercial, y supuestamente, “moral” de los fundamentos de las relaciones internacionales. Enfrentando la crisis sanitaria que les afecta, mandan, hoy en día, la imagen de un aislacionismo bien lejano de lo que los europeos vivieron después de la Segunda Guerra Mundial a través el famoso Plan Marshall. En esta crisis, no hacen casos de sus aliados europeos, poniendo en tela de juicio las alianzas tradicionales con la OTAN y la Unión Europea. Dejan el camino abierto a una China que se vuelve el centro de producción del mundo.

Más que el solo tratamiento nacional de la crisis, es el cómo se enfrenta la pandemia que definirá el mundo de mañana. La gran batalla para la definición del mundo del mañana ya empezó y se cristalizó a través la batalla jurídico e económica entre los Estados Unidos y China.
El contexto es oscuro y todos nos damos cuenta de la realidad de la mundialización. Vemos, a pesar de todo, la interdependencia que sea sanitaria, económica, financiera e incluso medioambiental que organiza el mundo. El virus de Wuhan invadió el mundo, pone en riesgos economías estatales y sirve finalmente de acelerador de cambio internacional.

Frente a la pandemia que se expande obligando el mundo en encerrarse, la respuesta tendría que ser interactiva y necesariamente coordinada. Pero, por el momento, las respuestas están divididas, en función de los intereses nacionales de los países, reforzaron el concepto de la frontera que vuelve mas fuerte que nunca. En Europa, por ejemplo, el espacio de Schengen que ofrecía entre los 8 países miembros una libre circulación de los bienes y personas, perdió su sentido de ser en menos de 24 horas. Una forma de desarticulación global, sanitaria tanto como político, existía entre China, Europa y los Estados Unidos : China organizaba la contención de toda una región mientras Europa no había decidido su posición frente a una epidemia que aparecía concentrada en Asia. Por su parte, América del Norte se creía inmune. En un segundo tiempo, no se quiso creer a las posiciones de la Organización Mundial de la Salud y se adoptaron medidas nacionales llegando en una respuesta de encerramiento dentro de fronteras.

La contención concierne casi 3.5 mil millones de personas en el mundo, llegando a una paralización de la economía. El tema ahora consiste en controlar la contención y empezar en pensar en las formas de una salida mientras la crisis está revelando fracturas, debilidades, tensiones internacionales que tendrán consecuencias en su funcionamiento post COVID 19.

Occidente manda la impresión de no haberse dado cuenta de la situación de urgencia sanitaria en el momento dado. Con esta realidad, no es tanto las fuentes de la crisis sino los tratamientos y los dispositivos eligiendo entre dimensión nacional, como regional o global, que van a condicionar el mundo post COVID19.

Y hoy en día, sin duda, Asia tiene por el momento un paso adelante frente a un Occidente y demás continentes que abordaron de manera desarticulada la crisis. Parece ser más el momento de un “sálvese quien pueda” mientras las fronteras sanitarias hicieron desaparecer un mínimo de solidaridad tal como lo vimos en Europa, donde Italia parece haber sido abandonada a su destino.

Los desafíos del mañana serán económicos. En Europa, la verdadera prueba llevará sobre una forma de “mutualización de las deudas” que van a ser grandes, como en todas partes. Ya la discusión lleva tanto sobre planes de apoyo a la economías tanto como sobre los “coronabonds”, obigaciones suscritas por la Unión Europea y ya no por los solos Estados, para enfrentar los desafíos de la nueva puesta en marcha económica. Mas allá de esta sola situación, China parece haber logrado aparecer en posición de fuerza con sus liquideces financieras y teniendo la producción industrial necesaria para acelerar sus posiciones en el mundo, mientras los Estados Unidos y Europa están sobreendeudados y a la merced de una crisis financiera de mayor importancia. La salida de la crisis puede ser un acelerador de fuerza para China, que demostraría el desplazamiento del cursor económico del mundo en dirección de Asia. En los países emergentes, los tiempos que vienen pueden ofrecer espacios inesperados para reformas estructurales. Benefician de una proximidad con los mercados de porvenir, pudiendo sustituirse a la China para poder producir a través de espacios regionales nuevos.

Para contestar al desafío histórico que estamos viviendo, nos vamos a tener que elevar más allá de la sola batalla entre “nacionalista” y “regionalista”. Vamos a tener que redefinir las reglas del comercio internacional, teniendo conciencia de la importancia de la inteligencia artificial que permitió, por ejemplo, a China, luchar contra los fuentes del virus. Nos tocara integrar las realidades económicas del medio ambiente y redefinir las reglas del proteccionismo mientras, al igual de 1945, el mundo va a necesitar planes de apoyo para su renacer económico.

Hoy en día, mientras Occidente aparece debilitado, se trata de saber si acepta esta situación o quiere darse los medios de actuar, redefiniendo, con todos los actores internacionales, las reglas de una interdependencia esencial al comercio internacional con beneficios sociales. ¿Qué pasa con la mitad del mundo que no tiene posibilidad de ponerse en reglas de contención? La “deglobalización” puede ser finalmente la oportunidad para redefinir las reglas de una interdependencia comercial global, ahora que sabemos que la destructuración existe de verdad.

Politólogo, especialista francés en relaciones internacionales,