El Salvador, Estado fallido

Los que dicen que no es dictadura a la vista por ser él elegido democráticamente son ingenuos para ayudar a los objetivos políticos del señor, no saben diferenciar entre democracia y república, en la diferencia está el reconocimiento del potencial dictador, desarticulan las instituciones republicanas y la sustituyen por su autoridad personal.

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Tras lograr que desistiera de sus intensiones de lanzarse de la torre Trump, el joven quedó bajo custodio policial, según medios locales. Foto captura de video

Por Mauricio Ernesto Vargas

2020-10-19 6:34:37

Hablar de un Estado fallido es referimos a un Estado herido de muerte, título de una novela que nos narra el camino de un país que se quiere salir de esa situación y de una dictadura a la vista.
Debemos alertar y hacer ver el momento difícil que vivimos los salvadoreños, somos un Estado fallido y lo que debemos darnos cuenta de que más que casualidad es causalidad. Dictadura a la vista.
El presidente Bukele está valiéndose de la democracia para desmantelarla, los indicios de absolutismo son claros, el retroceso contra la democracia y sus avances es de 40 años, la reforma al sistema político de 1992 fue calificada como una farsa y tirada al cesto de la basura con pérdidas para la cultura democrática, para hablar del pasado que no pasa, pero que tuvo una reforma política estructural dejándolo atrás.
Caminamos a la destrucción de nuestro orden constitucional. La apropiación ilegal del poder político absoluto, la desaparición de los pesos y contrapesos y el deterioro de la seguridad jurídica son realidades. En ausencia de una base partidaria territorial propia, ha convertido a las instituciones de seguridad en sus bases políticas, ya que el plan control territorial no es de seguridad pública, es de control político. No vacila en distorsionar conceptos si le ayudan a sus objetivos políticos y desconoce entre democracia y república, porque hacer distinción de ellas es reconocer un potencial tirano. Si todavía tiene duda de lo que Bukele es capaz de hacer para mantener y acrecentar el poder, solo regresen su mirada al 9F, cuando utilizó las instituciones de seguridad para tomarse la Asamblea Legislativa, aplicando la ley del más fuerte, la razón de las armas, para resolver diferencias políticas
No solo ha desconocido las resoluciones judiciales; ha invadido las funciones legislativas emitiendo decretos en que suprime derechos fundamentales que por constitución no le pertenecen, oculta la camándula de corrupción que a consecuencias de las compras del COVID brota en las instituciones del Ejecutivo, reforma el reglamento de ley LACAP y LAIP, modificando el espíritu de esas leyes y evadiendo rendición de cuentas y transparencia.
Estamos ante funcionarios obedientes que cumplen el criterio de su excelencia fiel a su estilo autoritario y no ven el impacto que esas decisiones tendrán en la vida nacional. La ministra de Educación elegantemente dijo “si el presidente me lo permite o lo autoriza, yo asisto” a la Asamblea. El director de la PNC, Arriaza Chicas, con su comportamiento es un serio atentado contra el Estado de Derecho ya que debe sometimiento a la Constitución, es una amenaza al orden jurídico y pone en serio deterioro la democracia, la gobernabilidad y la paz social. Se apropia de facultades deliberativas sin tener facultades para ello, lo nombran vice de seguridad y nos recita que “leamos sus atribuciones de vice que no son incompatibles con su cargo”. Falso. La ley orgánica no manda a leer las funciones del vice sino que dice que él solo puede ejercer las de carácter docente y educativo.Lo demás es incompatible.
La falta de eficiencia de la institucionalidad, los caprichos de su excelencia, la desobediencia de la más alta esfera del Estado, que cuando no le gusta ultraja, amenaza con fusilar, quemar e insultar de malditos, burlarse de la Constitución, denigrar los otros poderes del Estado y la imposición de criterios. Todos estos son elementos inequívocos de que estamos en Estado fallido, no hay República: hay un tirano.
Los que dicen que no es dictadura a la vista por ser él elegido democráticamente son ingenuos para ayudar a los objetivos políticos del señor, no saben diferenciar entre democracia y república, en la diferencia está el reconocimiento del potencial dictador, desarticulan las instituciones republicanas y la sustituyen por su autoridad personal.
El presente artículo es una alerta temprana que, al igual que cualquier enfermedad terminal, si se detecta a tiempo, se evita una catástrofe mayor. Los salvadoreños estamos a tiempo.

General retirado y diputado de ARENA.