Corea del Norte: ha vuelto el lenguaje de las armas

“Aquí estamos”, parece decir Corea del Norte, que se dotó de misiles de 13,000 km de alcance. ¿Cuál es el objetivo? Amenazar el espacio norteamericano, para entrar en el “club” de los países con una capacidad balística transcontinental.

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Paolo Lüers. Foto EDH/ archivo

Por Pascal Drouhaud

2021-03-27 9:55:23

Desde que llegó el presidente Joe Biden a la Casa Blanca, el 20 de enero pasado, no se trataba de saber si el líder norcoreano mandaría un mensaje . La pregunta consistía en saber “cuándo” se iba a manifestar. La respuesta llegó el jueves 25 de marzo pasado, con el disparo de dos misiles en el Mar de Japón.
Kim Jong-un volvió al recuerdo de la nueva administración norteamericana, mandando un mensaje firme: “¡Aquí estamos! Presten atención, muchachos!”.
Todavía no está definida con certeza la categoría de las armas usadas, pero, por cierto, si fuesen misiles balísticos sería una ruptura con las resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas sobre Corea del Norte. Estas prohíben la continuación de los programas de armamentos nucleares y sobre los misiles balísticos. A pesar de las sanciones, el régimen de Pyongyang reforzó su potencial militar. Estos últimos años, Kim Jong-un siguió desarrollando un programa convencional mientras sus medios nucleares fueron puestos bajo observación internacional. Ese siempre ofreció una margen de negociaciones con Washington específicamente, y con la comunidad internacional en general.
Durante el último decenio, varios tiempos diplomáticos caracterizaron las relaciones entre Pyongyang y Washington: bajo la presidencia de Barack Obama se usó el criterio de “la paciencia estratégica”. Se privilegió la vía de las sanciones, implicando a China en la relación estratégica regional. Bajo la administración de Donald Trump, después de varias intimidaciones verbales mutuas, se estableció una forma de diálogo al más alto nivel que no tuvo, al fina del cuento, resultados. La cumbre de Hanoi en 2019 oficializo esta situación, abriendo un espacio de cristalización de las posiciones.
El disparo de los últimos misiles manda a la comunidad internacional una alerta. A la vez, parece afirmar que las posiciones de estos últimos años, con los encuentros mediatizados entre Donald Trump y Kim Jong-un eran en realidad, una forma de “mercado del engaño”.
¿Cómo ocultar que se estima hoy en día el potencial norcoreano a 50 kilos de plutonio, de calidad militar? Permiten la construcción de 10 armas nucleares. Ahora bien, el potencial existe pero la disuasión norteamericana no tiene comparación con esta capacidad. Es sin duda la razón por la cual, Kim Jong-un desarrolló su potencial balístico últimamente: son 13 las brigadas de misiles compuestos de SCUD, con un alcance a corta distancia, concentrados sobre blandos surcoreanos. Los misiles Rodong tienen, por su parte, un alcance de 1300 kms. Los “musudan” pueden amenazar la base de Guam, a 3,400 kilómetros de distancia.
Corea del Norte sigue siendo unos de los países más militarizados en el mundo, contando 50 militares por cada 1000 habitantes, llegando a 1,280,000 soldados.
Ahora bien, existe un diálogo en el uso de las armas. El disparo de los misiles del jueves pasado reafirma el potencial de riesgos que representa Corea del Norte. Y a la vez, Pyongyang busca captar al atención de los Estados Unidos cuando no hubo desde enero pasado ningún contacto visible, si consideramos que se había vuelto usual, durante los años de administración Trump, el encuentro bilateral.
El disparo de los misiles balísticos, acto prohibido por la ONU, sirve para sensibilizar a la Casa Blanca en la necesidad de reanudar una forma de diálogo bilateral. Los proyectiles han recorrido 450 kilómetros antes de hundirse en el Mar de Japón.
Este hecho ocurrió poco después de la visita del Secretario de Estado, Anthony Blinken, justamente a Japón y antes de la primera conferencia de prensa del presidente Biden .
El uso de las armas es un lenguaje codificado. Remplaza desde decenios los canales tradicionales de la diplomacia, ofreciendo los fundamentos de una relación compleja y muy variable.
“Aquí estamos”, parece decir Corea del Norte, que se dotó de misiles de 13,000 km de alcance. ¿Cuál es el objetivo? Amenazar el espacio norteamericano, para entrar en el “club” de los países con una capacidad balística transcontinental. Los Estados Unidos vuelven, por su parte, a una lectura más clásica de la situación, considerando que un encuentro de alto nivel debe ser condicionado a progresos tanto técnicos como políticos.
La nueva administración adopta una posición parecida a la estrategia de la “paciencia estratégica” de la era Obama. Corea del Norte reforzó su aislamiento físico, a raíz de la crisis de la Covid 19 y a la vez, logró aparecer de nuevo como “la piedra en el zapato” de las relaciones internacionales contemporáneas.

Politólogo, especialista francés en relaciones internacionales, presidente de la Asociación Francia-América Latina (LATFRAN). www.latfran.fr