Día Nacional de la Iglesia Evangélica

Los efectos de la Reforma continúan dondequiera que se reciba el glorioso mensaje del Evangelio y se atesore la Palabra de Dios reconociéndola como la máxima autoridad en materia de fe y de conducta.

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El delantero portugués de la Juventus, Cristiano Ronaldo, celebra después de marcar un gol durante el partido de fútbol de ida y vuelta en los cuartos de final de la UEFA Champions League entre el Ajax Amsterdam y la Juventus. (Photo by JOHN THYS / AFP)

Por René Mejía Vides

2019-10-30 6:06:32

El 11 de noviembre de 2013 la Asamblea Legislativa decretó que el 31 de octubre de cada año se celebre el Día Nacional de la Iglesia Evangélica Salvadoreña. La razón que motivó a celebrarlo en esta fecha y no otra fue el hecho de que los evangélicos conmemoramos en este día “La Reforma Protestante”. La historia nos cuenta que el 31 de Octubre de 1517, Martín Lutero, un sacerdote y Doctor en Teología de la orden de los Agustinos, clavó en la puerta de la catedral de Wittemberg sus noventa y cinco tesis en las que denunciaba los abusos de la Iglesia en aquellos días, entre ellos “la venta de indulgencias” o venta de documentos (bulas), a través de los cuales se otorgaba el perdón de la pena temporal por los pecados, a cambio de un pago previamente establecido.
Pero lo medular de la Reforma no fue la protesta por estos abusos, sino más bien el redescubrimiento de las verdades esenciales del Evangelio. Lutero narró lo siguiente: “Al fin, por la misericordia de Dios y tras meditar día y noche, pude entender el contexto de estas palabras: “En el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe; como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”. En este punto sentí que había nacido de nuevo y que había entrado al mismo paraíso con las puertas abiertas”. Lutero puso una nota en el margen de su Biblia, justamente en este versículo: “Sola fide” en latín, significando que “únicamente por la fe” se puede obtener la salvación del ama, excluyendo la posibilidad de que nuestras buenas obras puedan lograrla.
Otro de los grandes descubrimientos que caracterizaron la Reforma fue el de la “Sola Scriptura”, lo cual quiere decir “que únicamente la Escritura y no la tradición (la cual había añadido enseñanzas extrabíblicas) es la máxima autoridad en materia de fe y conducta para los cristianos, por lo cual debe ser creída y obedecida, no dependiendo de persona o de iglesia alguna sino sólo de su Autor, Dios.
La obra de Dios, a través el redescubrimiento de estas grandes verdades, causó un impacto transformador en la cultura y sociedad de aquellos tiempos, transformando la familia, la educación, la ciencia, la economía, la literatura, la música, la pintura y muchas áreas más.
En el campo económico, en aquellos días se sostenía que la usura era un pecado mortal y ésta incluía el interés de todos los tipos. Otro de los reformadores, el francés Juan Calvino, enseñó que la Biblia no contiene ninguna prohibición contra el cobrar interés sobre el dinero para el financiamiento de negocios; no obstante, condenó la usura como el cobro de un interés excesivo. Este aporte trajo un mayor dinamismo a la economía. Además, el sociólogo alemán Max Weber observó que los protestantes prosperaban porque veían el trabajo como una bendición. Esta forma de pensamiento fue conocida como “La ética protestante del trabajo”, según la cual todo trabajo honesto ha sido ordenado por Dios a fin de glorificarlo, servir al prójimo y para elevar el sostén personal y de su familia de la pobreza a la abundancia, en contraste con la creencia de que el trabajo manual era degradante y socialmente bajo (concepto mantenido en la América Latina colonial y otras partes del mundo).
La Reforma del siglo XVI también contribuyó a la Revolución científica. Por medio de la lectura de la Biblia, muchos científicos entendieron que Dios es el creador de todo cuanto existe y al admirar Su grandeza recibieron la motivación para investigar. Durante este período surgieron hombres de ciencia tales como: Nicolás Copérnico, Galileo Galilei, Isaac Newton, Johannes Kepler, René Descartes, Blas Pascal y otros.
Los efectos de la Reforma continúan dondequiera que se reciba el glorioso mensaje del Evangelio y se atesore la Palabra de Dios reconociéndola como la máxima autoridad en materia de fe y de conducta. Mi oración es que podamos ver estos maravillosos efectos transformadores en nuestra querida nación.

Pastor del Ministerio Cristiano Cimiento Estable.