Día Internacional de la Mujer son todos

la fe está en las mujeres, esas mujeres que hacen espacio en su vida para la oración, la meditación y ayudar al prójimo con el conocimiento de la Palabra de Dios. ¿Merece que el 8 de marzo sea el único Día Internacional de la Mujer? Sin duda alguna no. Cada día debe ser un 8 de marzo

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Por Ricardo Lara

2020-03-08 5:35:13

El Día Internacional de la Mujer celebra la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona. Es incluso fiesta nacional en algunos países. Fue institucionalizado por decisión de las Naciones Unidas en 1975.

Debe ser en El Salvador un alto en el camino y ver nuestra historia. Para muchos pasará inadvertido, pero la grandeza de la mujer supera con creces cualquier otra fiesta; son ellas las que manejan los hilos de la humanidad con su amor infinito, sabiduría única, sentido común, un optimismo que desborda los límites de la lógica y la respectiva reprimenda cuando es necesaria.

Nuestro calendario está lleno de fechas importantes; sin embargo, debemos detener siquiera nuestro diario afán para reflexionar la importancia histórica de la mujer. Me gusta aquella mujer anónima, esa que se levanta a las tres o cuatro de la mañana y ya está listo el café y el canasto de pan; esa mujer representa a la mayoría de mujeres salvadoreñas, no hablemos de mujeres que han escalado altos puestos académicos que tienen un lugar enorme en el desarrollo de una sociedad sino que sigamos hablando de esa mujer con historia, con nombre, con experiencia, con objetivos claros, con sueños propios, que no necesita ni por cerca la fama para luchar por su familia, por un país mejor.

Me gustan las que no sacrifican sus sueños por ser madres, esposas, profesionales desconocidas y que luchan solas en la mayoría de ocasiones o junto a su pareja, Son las mujeres que se llaman Anónimas aquellas que en silencio luchan un día a día por dejar un mundo mejor.

Por estadísticas sabemos que hay más mujeres que hombres en El Salvador y además de ello más en el 50% de hogares ellas son cabeza de familia y eso demuestra que son las que nunca se olvidan de su “esencia de mujer”; no son parte de movimientos feministas ni de esas que se ven aprovechando el tema para sacar beneficios propios, sino que son parte de su vida que es una rueda que no se detiene, que todos los días y a cada segundo gira para empujar a un país, ese es el verdadero papel de una mujer.

Esas mujeres especiales pueden ser astronautas, ingenieras, vendedoras o galenas y debe todo un país, reconocer y dar el puesto que corresponde.

Paso a tomar una mujer como ejemplo de miles: esa mujer alegre, dispuesta a servir, a ayudar, a apoyar al colega. Me refiero a la doctora Leticia Sigüenza; ella representa a la nobleza y fino estirpe de esa profesional abnegada, entregada a sus pacientes, a su familia, a El Salvador; en ella describo a todas mis compañeras de trabajo, de la unidad médica de Ilopango del ISSS, desde las chicas de recepción hasta la mujer de la seguridad privada de aquellas mujeres que en apariencia tiene el trabajo menos atractivo hasta el más importante el de salvar vidas. Que las mujeres jóvenes que buscan referentes no vean malos ejemplos de mujeres que ejercen la política a costa de sacrificar a su familia, sus hogares y por último en algunos casos hasta su propio hijo.

La verdadera mujer que debemos admirar camina firme, elegante, con porte, sin miedo a nada. El Salvador está lleno de Leticias. No esperemos fechas pasajeras. Si nuestra historia fuera un libro y cada día pasamos otra página y apenas recordamos lo leído o lo vivido.

Somos la sociedad entera sin distingos de clase quienes debemos cuidar como lo más valioso a esas Leticias que hacen de una sociedad fría, una sociedad cálida, humana, digna. Mientras las Leticias regresan de casa después de una larga jornada de trabajo, la jornada aun no termina, hay que preparar los guisos, acompañar a los hijos en las tareas escolares, cuidar de la casa y la de no acabar. También las religiones deben hacer ese alto en el camino: la fe está en las mujeres, esas mujeres que hacen espacio en su vida para la oración, la meditación y ayudar al prójimo con el conocimiento de la Palabra de Dios. ¿Merece que el 8 de marzo sea el único Día Internacional de la Mujer? Sin duda alguna no. Cada día debe ser un 8 de marzo.

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