Nos van a embargar hasta el chucho

El futuro de las finanzas de nuestro país no se presenta alentador al corto plazo. El sector productivo del país —empleados y empresarios— tendremos que hacer frente a la fiesta de préstamos del Ejecutivo, soportado sobre nuestros hombros un aumento en la carga fiscal.

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José Ron es la nueva estrella de Televisa. / Foto Por EDH / EFE

Por Max Mojica

2020-05-15 8:10:01

Durante mis años universitarios y ante la necesidad de generar ingresos para pagar mis estudios me dediqué por un tiempo a prestar servicios de “recuperación de mora”, tarea ingrata por demás. En una de mis andanzas, mientras practicaba un embargo, el moroso claramente molesto me espetó: “Así como va, hasta el chucho me va a embargar”.
El can de marras, echado despreocupadamente a su vera, me miraba con esa expresión inocente que adoptan las mascotas que saben que se están refiriendo a ellas, pero no entienden ni jota de lo que está pasando. El aludido era un simpático aguacaterrier de un color café indefinido, con la típica cola curva sobre su lomo, que sin duda no carecía de carisma, pero si de valor económico.
Nunca supe la razón por la cual esa persona había caído en mora, pero de mis posteriores estudios en finanzas aprendí una verdad que parece de Perogrullo: “Quien gasta más de lo que le ingresa, tarde o temprano se va a la quiebra”. La verdad es que no se requiere de un máster en finanzas, ni ser el CEO de una empresa transnacional, para entender una verdad tan simple como esa.
Explico lo anterior para entender que las finanzas públicas salvadoreñas, de continuar como van, transitarán la misma ruta que el propietario de la singular mascota: más temprano que tarde, estarán en quiebra. La situación es relativamente simple: durante décadas nuestros gobernantes han sido consistentemente irresponsables en el manejo de las finanzas públicas, siempre han priorizado el “hoy” (por los rendimientos políticos que produce), olvidándose del “mañana”, que radica en un futuro nebuloso en donde el funcionario que toma una responsable decisión hoy, probablemente no esté en la “guayaba” mañana, como para sacarle el provecho político que pueda derivarse de esta.
El último político que sin duda se distinguió en el adecuado manejo de la deuda pública fue el Brigadier Maximiliano Hernández Martínez, de ingrata recordación, quien, incluso, llegó a proponer que se considerase delito endeudar al país. A partir de ahí, El Salvador ha ido endeudándose poco a poco. La deuda pública de El Salvador durante la época de la firma de los Acuerdos de Paz rondaba los $3,500 millones de dólares o un 28% del PIB.
Le sucedieron dos presidentes más de ARENA, quienes (aún con terremotos y el diluvios) mantuvieron estable la deuda y estable el déficit fiscal asociado a esta, hasta que llegó el cuarto y último gobierno de ARENA, que marcó el advenimiento del “populismo de derecha”, generando los nefastos efectos ya conocidos del populismo: gastos público excesivo y corrupción.
En esas condiciones tomó el Estado el FMLN, quienes aumentaron el gasto público a niveles nunca vistos, provocando por primera vez un “déficit fiscal” de más de mil millones de dólares anuales. El Frente tomó a El Salvador con una deuda pública de diez mil millones de dólares y la entregó con una deuda pública de dieciocho mil millones de dólares, o un equivalente al 78% del PIB. Dentro de ese contexto, con un país pobre, esquilmado por el derroche y corrupción; llega al poder el gobierno de GANA-NUEVAS IDEAS. Su presupuesto autorizado para el 2020 (similar en monto al de los gobiernos del FMLN), fue de $6,426,000,000, pero con la pandemia —si obtienen todos los prestamos a los que aspira— administrarán alrededor de $10,000,000.00 de dinero público. Ahora bien, ¿cómo lo pagaremos? Seguramente aplicará a los salvadoreños la misma receta que nos aplicaron los últimos dos gobiernos del Frente: más impuestos, esta vez, bajo la figura de un aumento de al menos 2% del IVA; y un ajuste al alza del restos de impuestos que ya paga el castigado sector formal.
El futuro de las finanzas de nuestro país no se presenta alentador al corto plazo. El sector productivo del país —empleados y empresarios— tendremos que hacer frente a la fiesta de préstamos del Ejecutivo, soportado sobre nuestros hombros un aumento en la carga fiscal.
De de no hacerlo, igual que el moroso de la historia, pronto tendremos a los organismos internacionales tocándonos la puerta… mientras nosotros salimos corriendo a esconder al chucho.

Abogado, Master en Leyes. @MaxMojica