Deterioro sostenido de la libertad de expresión

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El proyecto audiovisual comprendió dos años de trabajo y un mes y medio de rodaje. / Foto Por Cortesía Cine de Plano

Por Carlos Domínguez

2019-07-11 4:45:11

Se ha vuelto un escenario común en varios países que ante publicaciones periodísticas muchos hablen de mala prensa, plegada a intereses mezquinos. Se escuchan las voces que hablan de que no hay objetividad, que el manejo es tendencioso, y que debe haber sanciones. Esto genera un clima poco favorable para el ejercicio del periodismo. La Relatoría de Libertad de Expresión de la OEA ha dicho que tales acciones “vulneran el derecho de las víctimas a expresar y difundir sus ideas, opiniones e información; generan un efecto amedrentador y de silenciamiento en sus pares; violan los derechos de las personas y las sociedades a buscar y recibir información e ideas de cualquier tipo”.

Los promotores de la descalificación periodística no tienen el mismo rasero. La hostilidad descrita no es aplicada a ciertas publicaciones, principalmente digitales, que de periodísticas apenas logran tener la apariencia, y que son potenciadas como ejemplo de que se han roto esquemas permanentes de información tergiversada. Organizaciones internacionales como Reporteros sin Fronteras plantean en el último informe sobre el estado de la prensa que el triángulo norte de Centroamérica, es decir, Guatemala, Hondura y El Salvador, integran un área en la que se mantienen serias amenazas del autoritarismo y la desinformación.

En El Salvador, el deterioro de la libertad de expresión ha sido una constante de los últimos años. De acuerdo a la clasificación mundial de la libertad de prensa, el año 2014 el país ocupaba la casilla 38 de un total de 180 países. Un año después, cayó a la posición 45. El 2016, llegó a la casilla 58; el 2017, puesto 62. El año 2018, la posición 66…de modo que desde el 2014 al 2018, el país ha descendido 28 casillas.

El anterior gobierno acusó a los medios de comunicación de emprender una “campaña de terror psicológico” en su contra, y no hizo esfuerzos por contener acciones graves, que incluso ameritaron medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que no fueron acatadas.

Una constante que se mantiene es la de ataques y hostigamientos en las redes sociales, por parte de funcionarios y seguidores; que en algunos casos alienta la animadversión, insultos, apología e incitación a la violencia.
La libertad de expresión es amplia: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”, establece el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

¿Ejerce su derecho a la libertad de expresión el que incita a la violencia? Sí, pero es una acción contraria a la ley y a la ley natural. Expresiones de ese tipo fomentan al desprecio a la vida humana y erosionan la convivencia de una sociedad que se precia democrática.

Como lo plantea el maestro colombiano Javier Darío Restrepo en una respuesta en su Consultorio ético: “La libertad y los derechos van hasta donde comienzan las libertades y derechos de los demás; por eso nadie es libre para amenazar de muerte, ni para matar, ni para calumniar, ni para robar ni para mentir”.

El mensaje implícito es que la libertad de prensa no es un derecho absoluto; la limitan los derechos de los demás. Una contrapartida por parte de los medios es que asuman buenas prácticas periodísticas, y por parte de los Estados asumir un compromiso con la libertad de prensa, que inicia con un discurso favorable al papel fiscalizador de la función pública. De no cumplirse esto último, seguirá el deterioro de la libertad de expresión en general y de prensa en particular.

Periodista