Hombre visionario, optimista, emprendedor, de pensamiento positivo, de buenos modales, generoso, de elegante vestir.
Periodista respetado, sus editoriales en El Diario de Hoy, del cual fue cofundador con su amada esposa, doña Mercedes Madriz de Altamirano, reflejaron el sentir de un escritor defensor de los derechos humanos, al servicio de los más necesitados, forjador de nobles virtudes y de los más elementales valores humanos, que hicieron de él un prohombre que dejara una estela corruscante, de ejemplar valentía, en el firmamento del periodismo nacional.
Don Napoleón nació en la ciudad de La Unión el 22 de junio de 1893 y dejó de existir físicamente en San Salvador el 8 de agosto de 1977. Se cumplen hoy, pues, sábado 8 de agosto de 2020, cuarenta y tres años de su ausencia.
El día de su deceso amaneció oscuro, nublado, caía una leve llovizna; un día triste, silencioso, los pájaros aguardaban callados en las ramas o en los nidos de los árboles humedecidos; era una de esas mañanas cubiertas por una fresca neblina propia de las mañanitas hibernales y en todo el boscaje había silencio, una extraña quietud que no era usual en esas mañanas agostinas de pájaros cantores y de mariposas que aletean en los vergeles colmados de flores.
Como que ese ambiente, de quietud no acostumbrada, anunciaba la despedida de un ser humano de reconocidos méritos y de relevante importancia para la sociedad salvadoreña. Y en honor a él, pues, el medio en derredor permanecía silencioso… Sólo el correr de las fuentes y de los riachuelos se oía bajar de la quieta y desafiante montaña, que parecía llorar con sus aguas cristalinas.
Permítanme, estimados lectores, los siguientes relatos acerca de este prohombre que hoy goza de la paz de Dios allá en la Eternidad: Su corazón era tan noble y generoso que a la entrada del edificio del Diario, cuando estaba frente al cine París, los menesterosos y aún los bolitos se acercaban a él para pedirle algunas monedas.
En cierta ocasión, el poeta Orlando Fresedo, bebedor empedernido, subió las gradas hacia la segunda planta, en estado sobrio, en busca de don Napoleón para contarle que había ganado unos Juegos Florales de poesía, pero que no tenía con qué comprar un traje para recibir el premio. Entonces, le entregó un dinero a fin de que se comprara un bonito traje.
Cuando ya el Diario estaba donde hoy se encuentra, sobre la 11a. Calle Oriente y Avenida Cuscatancingo, escribíamos varios colaboradores para la columna gramatical que él creó, con el nombre de El Consejo de Hoy, entre ellos los profesores Enrique Benítez Sosa, Sergio Ovidio García, Carlos Lobato, Alfonso Corado, Manuel Pereira Paz, Ramón Hernández Quintanilla, que escribía con el seudónimo de Padre Robustiano Redondo (todos, de grata recordación). También colaboraba Matías Romero, que vive en Antiguo Cuscatlán.
Y un día me invitó para subir a la segunda planta, en donde había una colección de revistas, entre ellas, las famosas Bohemia (cubana) y LIFE, en español, y me obsequio varias de estas.
Don Napoleón combatía en sus artículos el régimen del dictador Maximiliano Hernández Martínez, y por ello sufrió persecución política y tuvo que exiliarse en los Estados Unidos.
Varios escritores y personajes del periodismo internacional se refirieron a don Napoleón con frases de elogio por su destacada labor periodística, entre ellos el poeta y escritor migueleño, don Francisco Gavidia, quien, en su artículo San Salvador, Capital Heroica, publicado en la edición del 22 de junio de 1955, dice que “EL DIARIO DE HOY es una institución dentro de la institución general de la prensa salvadoreña”, admirando a don Napoleón por su periodismo libre e independiente.
Es oportuno, pues, recordar a este gran personaje de la prensa nacional e internacional, en este sábado 8 de agosto, a 43 años de su viaje sin retorno hacia la inmensa e insondable Eternidad.
Maestro, gramático y psicólogo.