Violencia intrafamiliar

Nada mejor como los buenos ejemplos, el cariño y demás normas que modelen la conducta, principalmente el amor. Y también que el violento reciba tratamiento psicológico. Todo esto contribuirá a un hogar tranquilo, pacífico, alegre.

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Romeo Herrera, ministro de Obras Públicas. Foto EDH/Archivo

Por Carlos Alberto Saz

2020-11-13 9:48:47

La violencia intrafamiliar es uno de los antivalores más frecuentes en nuestras familias. Pleitos entre marido y mujer, gritos, insultos, hasta llegar a la agresión física, son las conductas más comunes en esta clase de violencia.
Especialistas han determinado la diferencia entre mitos, creencias y estereotipos (suposiciones de la gente) y la realidad que existe en los casos de violencia intrafamiliar, fenómeno muy común entre nosotros y que afecta el desarrollo psicofísico del niño.
Mitos, creencias y estereotipos. La gente común cree que los casos de violencia intrafamiliar son aislados, que son el resultado de enfermedades mentales, que los pleitos familiares suceden en las clases sociales más pobres, que esto es causa principal del alcohol y otras drogas.
También se tiene la creencia de que si hay violencia no puede haber amor en la familia, que a las mujeres maltratadas les gusta que las maltraten, que las víctimas provocan el maltrato, que las violaciones sexuales ocurren sólo en sitios peligrosos, que la violencia es innata.
Y se cree que el maltrato emocional no es tan grave como la violencia física, que el estrés es una causa de la violencia hogareña, que al denunciar la violencia se perjudica a la familia, que el hombre que golpea a la mujer es porque esta no cumple con las tareas hogareñas.
Mas lo cierto es que todo lo dicho es falso. Porque la realidad es otra. Según se ha investigado, el 60% de las familias viven peleando con frecuencia. Las personas víctimas de violencia desarrollan trastornos emocionales.
La violencia se produce en todos los sectores sociales. Y a medida que es más alta la clase social, el hecho violento se oculta más.
El alcohol y otras drogas favorecen el hecho, pero no son la causa. Pues hay alcohólicos no violentos. Y el amor coexiste con la violencia.
La conducta violenta es de quien la produce. El 85% de abuso sexual y violaciones suceden en lugares conocidos, incluso en la propia casa. El abuso emocional continuado acarrea problemas de desgaste emocional. La violencia es conducta aprendida. El estrés es factor de riesgo, pero no la causa de la violencia. La denuncia ayuda a resolver el problema. La mujer maltratada tiende a cumplir con sus obligaciones.
Entonces, nada mejor como los buenos ejemplos, el cariño y demás normas que modelen la conducta, principalmente el amor. Y también que el violento reciba tratamiento psicológico. Todo esto contribuirá a un hogar tranquilo, pacífico, alegre.
El teólogo norteamericano, doctor Hunter Lewis, Editorial Gedisa, Barcelona, España, 1998, dice que estas son las seis formas de pensar que condicionan nuestra vida:
1. La autoridad. Aceptar la palabra de otro. Tener fe en una autoridad externa. Por ejemplo, la fe en cada cónyuge, en la Iglesia y en la Biblia. Ejemplo: Tengo fe en el amor de mi marido.
2. El pensamiento deductivo. Someter las creencias a las diversas pruebas de coherencia que subyacen al razonamiento deductivo. Ejemplo: Si A es verdad, y B es consecuencia de A, luego B, también es verdad.
3. La experiencia. Lograr un conocimiento directo a través de nuestros sentidos. Ej.: Sé que es verdad porque lo vi, lo olí, lo paladeé, lo oí o lo toqué yo mismo.
4. La emoción. Tener la sensación de que algo es correcto: si bien no solemos asociar la idea de sentir con la de pensar o juzgar, de hecho, constantemente “creemos” y “juzgamos” a través de nuestras emociones. Ej: Siento que tal cosa es verdad.
5. La intuición. Pensamiento inconsciente que no es emocional. Considerar la mente dividida en tres partes: la mente consciente las emociones (el hipotálamo o cerebro y la mente intuitiva, inconsciente pero no emotiva). Ej.: Después de haber luchado el día entero con este problema, me fui a la cama, confundido y agotado. A la mañana, al despertar, me vino la solución, y tuve la certeza de que era acertada.
6. La “ciencia”. Se funda en la experiencia sensorial para reunir los datos observables; intuición para plantear una hipótesis sobre los hechos; lógica para desarrollar la prueba, y experiencia sensorial para completar la prueba. Ej.: Puse a prueba la hipótesis realizando un experimento, y comprobé que era verdad.

Maestro, psicólogo, gramático.