La inversión y los actos arbitrarios del gobierno

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Manuel Hinds / Foto Por Archivo

Por Manuel Hinds

2021-11-11 6:21:12

Hay mucha gente que cree que las violaciones a la Constitución no tienen ningún impacto en la economía. Están muy equivocados. Dichas violaciones tienen un impacto muy negativo en la atracción de las inversiones, que son esenciales para generar empleo y crecimiento económico. ¿Por qué debería esto ser así, aun si las violaciones a la Constitución no son en campos relacionados a la economía?

La respuesta es muy simple: porque las violaciones a la Constitución evidencian la existencia de un gobierno que toma medidas arbitrarias, que no pueden anticiparse, que no pueden apelarse en una corte de justicia y que, por lo mismo, generan riesgos para las empresas que no pueden ni siquiera calcularse, porque en un país con un gobierno arbitrario cualquier cosa puede pasar. Esto vuelve demasiado riesgoso el ambiente de los países con gobiernos arbitrarios, como Venezuela, Nicaragua y El Salvador, con lo que, a la larga, la producción en esos países tiende a caer.

Es muy fácil para el público no especializado subestimar el papel crucial que los riesgos juegan en el proceso de inversión y crecimiento económico. Muchos ni siquiera piensan que existen. Viendo una empresa exitosa, piensan que, antes de que esa empresa existiera ya existía un vacío claro, evidente para todos, que casi tenía un rótulo diciendo “Venga aquí a poner un negocio porque tiene el éxito asegurado”. Puede ser que algún negocio como ese exista, pero son la minoría, y son aquellos creados por privilegios otorgados por los gobiernos. Pero la mayor parte no son así. Al momento de establecerse, los negocios pueden ir bien o mal, pueden tener un gran éxito o pueden fracasar.

Las posibilidades de errar en la estimación de la viabilidad de un negocio abarcan muchas dimensiones, desde el cálculo de la demanda de lo que se va a producir hasta el costo de los materiales, las maquinarias y la mano de obra. Son tantas las posibilidades de errar que el famoso economista británico Lord Keynes escribió que las inversiones “están basadas sólo un poco más que una expedición al Polo Sur en el cálculo exacto de los beneficios que saldrán de ella…”, queriendo decir con esto que, igual que en una expedición a la Antártica, los cálculos iniciales son alterados muy sustancialmente por miles de cambios en las circunstancias que se asumieron al decidir la inversión, y por el surgimiento de problemas no anticipados durante su puesta en marcha.

Por esa razón, el empresario tiene que medir el volumen total de riesgos presentados por una inversión en un país para decidir si los riesgos que tendría que tomar son manejables o demasiado altos para manejarse. Por esa razón, la atracción de las inversiones, que son esenciales para crear empleos, depende en gran medida de la minimización de los riesgos de los negocios.

Muchos de los riesgos vienen de la economía misma con problemas como la competencia local y extranjera, los cambios tecnológicos, las fluctuaciones de la demanda, etc. Este tipo de riesgos son los que los inversionistas pueden manejar más fácilmente. Los más difíciles son los riesgos políticos, provenientes de cambios en el marco creado por el gobierno para que las empresas operen. Estos riesgos son inevitables, ya que las regulaciones tienen que ir cambiando con las necesidades de los mercados. Las consecuencias de los cambios de legislación, sin embargo, pueden atenuarse a través del uso del debido proceso en legislaturas independientes (para evitar el abuso de poder del ejecutivo), y de la existencia de un poder judicial también independiente, ante el cual las empresas se puedan defender en caso de actos arbitrarios del gobierno.

Esta estabilidad se pierde cuando, en vez de debidos procesos, prevalecen las decisiones arbitrarias que no respetan derechos adquiridos ni la necesidad de tomar en cuenta las opiniones de todos al pasar las leyes. Este tipo de ambiente, en el que los caprichos de una sola persona pueden destruir los ahorros y los planes de inversionistas, trabajadores, y sus dependientes, son los que pueden hacer colapsar rápidamente una economía moderna. En Venezuela, las medidas arbitrarias del gobierno han resultado en que el ingreso del país es ahora sólo la cuarta parte de lo que era antes de Chávez; Cuba no ha crecido creíblemente en 60 años y ha vivido a través de regalos de la Unión Soviética y luego de Venezuela; y Nicaragua está ahora en depresión económica. Ese es el espejo en el que puede verse El Salvador si la arbitrariedad se prolonga.

Máster en Economía
Northwestern University