Decálogo del funcionario público

Lo importante es que cualquiera que sea la función que desempeñe un ciudadano dentro del ámbito público, es indispensable que sepa apreciar y deba poseer dignidad y nobleza al ser elegido

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Mauricio Interiano, ahora expresidente de ARENA. Foto de Archivo.

Por Luis José Samayoa Rodríguez

2019-06-07 9:14:33

El 5 de diciembre de 1995, un jurista mexicano, Don José Campillo Sainz, brindaba una charla magistral denominada “La Deontología del Servidor Público”, en la cual resaltaba la importancia jurídica y moral que recae en aquella persona que ejerce un cargo público. La función pública en El Salvador ha dado de qué hablar durante muchos años, llegando a perderse la confianza de los ciudadanos ante la falta de servicio y compromiso que existe en algunas personas que han sido elegidas para desempeñar una labor que consiste en servir a los salvadoreños.

La formación académica y la experiencia profesional son de gran ayuda para el desarrollo de un profesional. Sin embargo, existen otros elementos como los valores, los cuales deben ser fomentados en los cimientos de la persona para lograr una formación académica exitosa y una experiencia profesional incuestionable.

Un decálogo son el conjunto de diez mandamientos básicos para desarrollar una actividad, por lo cual redacto el siguiente código ético que debe tomar en cuenta un funcionario público.

1. Sentir el deseo de trabajar como servidor público. La persona que ejerce un cargo público es destinada a servir al país y a salvaguardar la convivencia de los ciudadanos.

2. Cumplir y hacer cumplir lo que la ley manda. El funcionario sólo tiene las facultades que la Ley le concede y está obligados a cumplir con los deberes que le impone.

3. Lealtad. Los salvadoreños esperan que el funcionario responda ante confianza que los ciudadanos le han brindado y no anteponer sus intereses por encima de las necesidades de la ciudadanía.

4. Mostrar probidad de las cosas. La ciudadanía espera rectitud y honradez en el desempeño del funcionario público. Gran parte de la rectitud y honradez significa ser transparente y reconocer errores para luego mostrar voluntad y compromiso para resarcirlos, dejando de ser sabiondo.

5. Veracidad. Hacer valer su palabra con hechos, pruebas y verdades como autoridad pública. Esto significa no caer en la mentira o el engaño con quienes le rodean y a quienes brinda un servicio.

6. Eficiencia. Realizar el trabajo con diligencia y empeño, no ser conformista y servir al máximo con esfuerzo y dedicación.

7. Discreción. Guardar reserva de secretos que conozcas por motivos del cargo público que desempaña.

8. Imparcialidad. Servir a todos por igual sin discriminar a nadie, dejando a un lado favoritismos y preferencias.

9. Jamás abusar de su autoridad. El poder de un funcionario público debe aplicarse para servir a los habitantes y no para coaccionarlos. Debe erradicarse el abuso, maltrato e irrespeto a la dignidad humana.

10. Ser cortés. Saber tratar a los superiores, subordinados y particulares de forma equitativa. La arrogancia, la prepotencia y el maltrato manchan la imagen de una persona. Trate a los demás como a usted le gusta que le traten.

Acaba de iniciar un nuevo quinquenio en el Órgano Ejecutivo. Meses atrás se han incorporado nuevos funcionarios en el Órgano Judicial y en unos años estaremos en una nueva etapa electoral para elegir funcionarios del Órgano Legislativo y alcaldes, lo cual genera mucha expectativa e incertidumbre en la ciudadanía. Lo importante es que cualquiera que sea la función que desempeñe un ciudadano dentro del ámbito público, es indispensable que sepa apreciar y deba poseer dignidad y nobleza al ser elegido para desempeñar un cargo.

Abogado

Master en Tributación Internacional y Asesoría Jurídica de Empresas

Jefe de Investigaciones de la Universidad Nueva San Salvador.