Sitios vacíos

A dos años de la pandemia, hay muchos a los que no podemos abrazar, porque ya no están entre nosotros. Pero, si no hemos aprendido a no ser “el que falta” en Navidad, no hemos aprendido nada.

descripción de la imagen
Kevin Santamaría, durante un entreno con la Selecta. Foto / Cortesía Fesfut.

Por Carmen Marón

2021-12-22 5:57:43

Escribo bajo las luces tenues de mi árbol de Navidad, árbol que ha visto, este diciembre, un desfile de fotografías felices, tomadas en momentos de agradecimiento o triunfo porque ¡es Navidad! Pero, aún hay una foto que falta en mi álbum, hay un abrazo que no se ha dado y, si no se da para el 24 de diciembre, bueno pues... es un vacío. Un sitio vacío innecesario en un año en que no deberían existir. Y, a pesar que trato de ser agradecida, ese sitio vacío cala hasta los huesos.

Mucho hablamos, pero poco entendemos, de el milagro de la Navidad. Hace unos años, en medio de los mil adornos que estaba poniendo, mi Director Espiritual me mandó un mensaje: “¿Y el Nacimiento?”. Rápidamente saqué uno que había comprado años atrás, más por su belleza que por su significado, y lo puse en un lugar visible de mi casa. Sentada en las gradas, viendo el Nacimiento, comencé a llorar. Allí estaba representado Dios hecho hombre, Dios que se hace el “encontradizo” (palabras de mi párroco), Dios, que entiende nuestra necesidad de amor y lo da con generosidad, al punto de convertirse en uno de nosotros.
Y es ese Dios , ese Jesús, quien es el centro de la Navidad. Y es por ese Dios, y ese Jesús, que nos podemos encontrar, y abrazar, y amarnos en Navidad. No, no son las luces, ni los regalos, ni las cenas las que hacen la Navidad. Es Jesús hecho hombre que nos impulsa a abrazar a quien amamos como El nos ama a nosotros.

A dos años de la pandemia, hay muchos a los que no podemos abrazar, porque ya no están entre nosotros. Pero, si no hemos aprendido a no ser “el que falta” en Navidad, no hemos aprendido nada. Esta pandemia nos tuvo que haber enseñado lo que quizás jamás entendimos: sólo tenemos el hoy. Si amamos a alguien, HOY es el momento de abrazar, HOY es el momento de amar, HOY es el momento de hacernos los encontradizos porque mañana puede ser demasiado tarde y un 26 de diciembre no es lo mismo que un 24 de diciembre.

Así que esta Navidad, abramos el corazón. Borremos responsabilidades, tendencias políticas, enojos, rencores, orgullos estúpidos y todo aquello que nos impide acercarnos a quien queremos. Imitemos a ese Niño nacido en la cueva de Belén y seamos cercanos a quienes amamos, como Él se hizo cercano para salvarnos por amor.

Porque puede no haber otro año...
Porque hay que sanar corazones heridos...
Porque no debe haber vacíos en un día en que Jesús lo llena todo.

Llenémonos de amor y demos amor a otros esta Navidad. No dejemos “sitios vacíos”

¡Una feliz y santa Navidad para todos!

Educadora, especialista en Mercadeo con Estudios de Políticas Públicas.