No te merecemos como santo, Monseñor

Como Arzobispo le quedabas grande al país. Y como santo, Monseñor, simplemente no te merecemos, por más que hablemos, por eso mismo, porque solo hablamos, no te merecemos. Seguimos con ese cristianismo acomodaticio y aburguesado que no nos logramos sacudir.

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Así quedó el autobús de Alianza FC cuando llegó a San Salvador, tras la agresión que tuvo. Fotos: Cortesía Alianza FC

Por Carmen Marón

2021-10-24 7:06:39

Hoy, recordando el día feliz de tu canonización, me preguntaba, Monseñor, ¿qué se sentía ser santo viendo todo desde allá arriba? Desde joven, te admiré como defensor de los derechos de los necesitados. Y la verdad, entre más leo, entre más estudio tus homilías, más me convenzo de que eras, REALMENTE, un profeta. Creo que tu respuesta sería... “Triste, hija, mi país no ha cambiado nada”. Se cumple lo que el Señor Jesucristo dijo: Nadie, nunca ha escuchado a los profetas. Lejos de eso, a todos los han asesinado.
¡Ay, Monseñor! Tu país parece no entender que cuando Dios hace justicia restaurativa, la hace perfecta. Seguimos ejecutando juicios y justicias terrenas, muchas veces muy conscientes de la viga en nuestro propio ojo, mientras acusamos al otro. Seguimos señalando y atacando, en lugar de pensar en las miles de veces que tú llamaste a la paz y la concordia. Seguimos con resentimientos estúpidos. Solicitamos que los se pida perdón por cosas de cuarenta años atrás, pero que se siguen cometiendo. Culpamos a un partido y otro, olvidando los que callaron entonces hablan ahora desde otro partido más. Y mientras tanto, se justifican injusticias, citándote.
Triste, porque deberíamos imitar tu actitud humilde, mansa ante las injurias. En lugar de gozarnos en una paz real cuarenta y tantos años después, nos seguimos vituperando y atacando. ¡Qué distinto a lo que tú hacías en tus reuniones con los obispos hostiles: tomar una pausa, ir al Santísimo y regresar buscando la paz! Pero, bueno, digamos que la Espiritualidad Martirial parece, a veces, ser sólo una frase escrita en papel. Le tememos a un virus más que a la injusticia, más que a perder almas.
Y te seguimos politizando, Monseñor. Todos los políticos son discípulos tuyos. ¡Qué triste que no leen lo que tu hubieras hecho, sino que, como te digo, te citan a conveniencia! ¡Qué triste, Monseñor que seguimos sin darle una vida digna a los pobres, y un Estado probo es ahora más que nunca un sueño, pues no hay transparencia. Vivimos de manera violenta, vengativa, visceral! ¡Qué triste que nuestros índices de calidad humana son deplorables! ¡Qué triste que vivimos en el mismo ambiente de mentira institucionalizada que tú repudiabas! ¡Qué triste que los hospitales están sin medicinas y las escuelas sin insumos, y se recorta salud y educación para invertir en ese ejército al que tú le pediste cesara la represión!
Así te “honramos” a ti, a un hombre que huía de los lujos, que regalaba sus zapatos, que DURMIÓ POR MESES EN UNA SACRISTÍA PARA VIVIR LA POBREZA. Me pregunto qué hubieras dicho si estuvieras predicando en Catedral.
Lejos estamos de ser esa Iglesia que era tuya, la iglesia de los mártires y santos ocultos de los tiempos que servir en misa o tener un Biblia era una sentencia de muerte, esa Iglesia fecunda en santidad. Seguimos siendo una Iglesia de fachada, sin conversión verdadera de corazón. Una Iglesia que busca privilegios, pero que se olvida de la misericordia, de la humildad y, ante todo, que nuestra verdadero servicio está en lo oculto, en el pobre y el necesitado, material y espiritualmente.
Como Arzobispo le quedabas grande al país. Y como santo, Monseñor, simplemente no te merecemos, por más que hablemos, por eso mismo, porque solo hablamos, no te merecemos. Seguimos con ese cristianismo acomodaticio y aburguesado que no nos logramos sacudir.
Intercede para que, como país, tengamos una conversión de corazón, y para que este El Salvador que amas tanto se convierta en una nación más justa, más coherente, y la Iglesia, en una Iglesia más santa y más de acuerdo al corazón de Cristo.

Educadora, especialista en Mercadeo con Estudios de Políticas Públicas.